El respeto y las alabanzas mutuas al potencial deportivo de sevillistas y béticos han sido el preludio de un nuevo derbi hispalense, que, como en los 102 oficiales disputados anteriormente, se presenta intenso y sin pronóstico claro. Este nuevo duelo llega en la duodécima jornada, por lo que la clasificación aún no es significativa y la trascendencia de los puntos tampoco, pero la llamada "Liga particular" entre los eternos rivales nunca baja enteros y todos reconocen, tantos seguidores, como jugadores, técnicos y dirigentes, que lo que está en juego es algo más que tres puntos.

Los sevillistas, que juegan en esta ocasión arropados por su público en el Ramón Sánchez Pizjuán, están sextos clasificados gracias a sus 17 puntos, que en buena mediada han sido conseguidos por la gran fortaleza defensiva, algo que lo demuestra que el equipo que entrena Juande Ramos sólo ha recibido seis tantos en los primeros once partidos de Liga.

Además, en el Sánchez Pizjuán sólo ha encajado un tanto --logrado por el Espanyol-- en los siete partidos oficiales disputado esta temporada, cinco de Liga y dos de la Copa de la UEFA.

A los béticos, que con diez puntos están a uno de los puestos de descenso, le ha pasado factura hasta el momento la exigente Liga de Campeones de Europa y así tienen a tres jugadores de peso lesionados de larga duración, como el defensa Nano, y en mayor medida el centrocampista Miguel Angel y el goleador Ricardo Oliveira. El equipo que dirige Lorenzo Serra Ferrer no ha querido que esta adversa circunstancia sirva de excusa para nada y afronta el partido confiado.