Se empeña el vicepresidente del Extremadura en hacer valer fobias y filias personales, y familiares, a la hora de asimilar el trabajo de la prensa. Persevera el todavía mandatario azulgrana en su campaña de desprestigio gremial y alguien, ¿quizás su presidente?, debería pararle los pies. Después de crear y airear su peculiar ranking sobre los mejores y peores periodistas de la ciudad, tras amenazar, coaccionar y hasta intentar agredir en medio de un partido a un compañero, ahora llegamos al status de ningunear el trabajo de los demás. Oigan o no las paredes, la información ha de ser para quien se la trabaja, aunque algunos se ocupen de que a veces lo sea para el habituado al chivatazo y la filtración. Siempre quise mantener lo personal al margen de lo profesional. Pero llegado el caso me importa un churro que me retire el adiós. Lo que no me da tan igual, y empiezo a estar harto, es de que no nos deje trabajar en paz.

*Periodista