Hay movimiento. Hay vida. Hay esperanza. El Cacereño está de vuelta y lo deportivo vuelve a pasar al primer plano en detrimento del frustrado proceso de venta. La labor que José María Rebollo, Aitor Bidaurrázaga y Rafael Rojas han estado haciendo en la sombra empezó ayer a ver la luz en forma de renovaciones, oficiales, de jugadores: Elías Molina, y Javi Navarro, que se unieron a Kevin y Mansilla, confirmados días atrás. En la recámara esperan otros como Martins, Santi Polo o Juanqui. Incluso pueden estar ya hechos los primeros fichajes, como el del portero David Jiménez, ex del Coria y Arroyo, entre otros.

«No va a ser fácil», reconocía a media tarde de ayer Elías Molina, cuya renovación sirvió para levantar el ánimo de la afición verde. «Para mí es un reto personal», apuntó el centrocampista, que ha rechazado ofertas «bastante apetecibles» de dentro y fuera de la región. Pero él se queda en Cáceres aplicando el dicho que de buen nacidos es ser agradecido. «Cuando estaba más fue el Cacereño el que me dio la oportunidad de jugar de nuevo en Segunda B», rememoró el jugador haciendo alusión a su primera etapa de verde, en la temporada 2014-2015. «Para mí es una responsabilidad ayudar al equipo, a la ciudad y a la afición que me rescataron y me acogieron hace tres años», escribió en su Twitter.

Su renovación devolvió la esperanza al cacereñismo, que ve que hay vida en el club y que el balón volverá a rodar en el Príncipe Felipe dentro de poco. «Esto arranca ya», añadió Elías, «poco a poco el club seguirá dando nombres de jugadores renovados y otros fichados».

La semana próxima comenzará la pretemporada y será menos de un mes de preparación lo que tenga la plantilla verde, pues la campaña comienza el 27 de agosto. «Empezamos con retraso, va a ser duro, pero por compromiso y ganas no va a ser», dijo Elías Molina, que reconoció que hay quien le ha tachado de «loco» por renovar su compromiso con el Cacereño. «Yo estoy a gusto en Cáceres y dispuesto a pelear por este club». No quiere hablar de objetivos. Es difícil ponérselos cuando la plantilla no está acabada, pero sabe que el próximo será un proyecto «más humilde».

El largo túnel en el que había entrado el Cacereño parece llegar a su fin. La luz se vislumbra al final y pronto comenzará a rodar el balón, que es lo que demandaban los aficionados. Aunque, eso sí, el cartel de ‘Se vende’ sigue colgado.