Apenas un minuto después de cruzar victorioso la meta, Houssame Benabbou proclamaba a los cuatro vientos del Circo Romano de Mérida un sentimiento indisimuladamente profundo: "yo me siento campeón de España, yo soy extremeño". En realidad, en lo oficial, no lo era. Paradójico. Inexplicable para todos. O para casi todos.

Benabbou lleva 14 años por aquí, pero aún no es español por cuestiones ¿burocráticas? Pocos se explican qué pasa con este deportista excepcional, ya mayor de edad, que vive en el Centro de Tecnificación de la Ciudad Deportiva de Cáceres, ayudado por la administración regional y con un apego a su tierra más que evidente, que repite y repite.

Todo un contrasentido. Acababa de arrasar en una carrera, la de promesas del nacional de cross, marcada por la inteligencia de su táctica y por su incuestionable talento. Ganó, pero no ganó. ¿O sí? El rey sin corona, el chico que triunfará con papeles y que ya lo hace sin ellos. Por allí estaba el inmortal José María Odriozola, que se comprometió a acelerar los trámites ante el presidente de la territorial, Francisco Carrapiso y el director general de Deportes de la Junta, Antonio Pedrera.

"Ha sido un triunfo de corazón". Su mentor, su descubridor, su protector, Víctor Luengo, destilaba emoción minutos después, con una cerveza y una brocheta en la mano. Una de las imágenes del día, sin duda. Una de las referencias de una jornada épica en el que puede ser acontecimiento del año en el deporte regional, con organización perfecta de la Federación Extremeña de Atletismo y el apoyo institucional del Gobex y el Ayuntamiento de Mérida.

Marta Bote, la otra protagonista de la excelente mañana en el incomparable marco, llegaba reventada . La atleta de Arroyomolinos cayó sobre el césped del circo y necesitó unos minutos para recuperar el fuelle. "Se me ha quedado un poco larga la distancia, que no era la mía", acertó a decir, ya lúcida. Séptima clasificada, estaba paradójicamente feliz (no siempre se puede ganar, llegó a asentir, ya en tono desenfadado) y agradecida "porque he sentido el apoyo de todos durante toda la carrera", aunque le hubiera gustado estar más arriba. Su lugar final fue valorado muy positivamente por la territorial, según expresó el secretario general, Pedro Talavera.

Ella, en realidad, estaba muy orgullosa de haber vivido "en casa" una prueba como ésta y tuvo el detalle de acordarse de su club de origen, el Emérita Atlética, por la implicación en este campeonato y por ende con su espectacular trayectoria. Y tanto: un ejemplo fue el de Urbano García, periodista, speaker y alma máter del club y de todo lo que se ponga por delante, tanto como para vestirse de romano. Con él, la asocación Emérita Anticua, que puso la nota de color.

OPCIONES FRUSTRADAS No hubo medallas oficiales. En realidad, el hecho de que las chicas seniors no subieran al cajón no fue una mala noticia, pese a que partían con opciones. Una inoportuna enfermedad de Tere Urbina, que le hizo retirarse, y la ausencia ya prevista de Cristina Jordán, no disponible también por motivos de salud, llevaron a las extremeñas a lugares no previstos: sextas al final. Tania Carretero fue la segunda extremeña, tras Sonia Bejarano, y, de nuevo, acreditó su gran clase. Pero aún es jovencísima.

Pablo Villalobos fue el primer extremeño dentro del equipo senior (llegó el trigésimo) No se esperaba mucho más de los anfitriones en una carrera de excepcional nivel, ganada por Aydad Lambdassem y corrida con bravura por Iván Fernández.

Tina María Ramos nunca decae. Como Juan Francisco Cano. Como tantos otros. Como Mérida. Como el público que tanto disfrutó sobre el Circo Romano. ¿Habrá Europeo a la vista?