Al Cáceres le ha salido un fan en Atlanta, en el estado norteamericano de Georgia. Se llama Rod Sellers y es, los nostálgicos lo sabrán, el jugador extranjero de mayor relevancia que haya pasado por el baloncesto local. El pívot, retirado desde hace tiempo, jugó tres temporadas en el extinto Cáceres CB --desde 1994 a 1997-- un total de 109 partidos ligueros, además de los europeos y coperos. Ninguno de sus compatriotas superó esa cifra. Y, en un club acostumbrado a devorar profesionales durante aquellos años, la explicación es muy sencilla: 16,6 puntos y 9,4 rebotes. Regularidad y carisma como '5' puro, uno de los más rentables entre los que hayan pasado por la Liga ACB.

Sellers tiene ahora 42 años y no ha olvidado aquellas campañas, que define como "las mejores" de su carrera profesional. Es significativo que en ningún equipo estuviese más tiempo que en el extremeño, en el que aparece en la foto de dos de sus momentos más significativos: la semifinal de la Copa Korac (94-95) y la final de la Copa del Rey (1997). Son derrotas que ni Cáceres ni Sellers han olvidado todavía.

Mensaje de cariño

"Me gustaría decirle 'hola' a toda la gente de Cáceres", cuenta a este periódico. "Me encantó estar en esa ciudad y me encantaron las personas de allí. Es como mi segunda casa. Les quiero y les echo de menos. Fueron las tres mejores temporadas de mi carrera. Me gustaría volver algún día, ver algún partido y visitar a todos", añade, invitando a todos los seguidores a añadirle en la red social Facebook, donde es fácil encontrarle. De hecho, en su perfil aún recibe a menudo mensajes de cariño desde Cáceres.

Desde luego, esa hipotética visita se produciría desde la grada. Dejó el baloncesto en el 2006, después de un puñado de partidos en el Murcia, en la LEB, la misma categoría en la que está ahora el heredero del Cáceres que él defendió. Nunca volvería estar al nivel que mostró en el V Centenario ni en Turquía (Efes Pilsen), Grecia (Panionios), Italia (Roma) o Francia (Pau Orthez). Tampoco en su retorno a la ACB con Valencia y Tenerife.

El presente es distinto a la época en la que se peleaba en los entrenamientos (literalmente) con Toni Pedrera, actual director general de Deportes. Vive en Atlanta y trabaja en el campo de las telecomunicaciones como representante de ventas en la compañía TW. Es su principal actividad laboral, pero no la única: también es representante de jugadores. "Llevo a unos pocos chicos y intento conseguirles trabajo en Europa", apunta. En el plano personal, superó el revés de un divorcio y se ha centrado en sus hijas, de 10 y 7 años.

"Le deseo buena suerte al equipo. Los jugadores tienen un gran apoyo detrás suyo en el club, la ciudad y los aficionados. Que empujen fuerte y conseguirán su objetivo", resalta, como mensaje al vestuario de Carlos Frade.