Hace unos años, Fernando Morientes rompió a llorar en la antigua sala de prensa de la Ciudad Deportiva. El delantero se derrumbó ante los periodistas por su mala racha ante el gol. Algo impensable en el caso de Ronaldo Luiz Nazario de Lima (Río de Janeiro, Brasil, 22-9-1976), que no duda en refugiarse en un green con un palo de golf en la mano o enfrentarse a un buen plato de arroz, una de sus comidas favoritas, si las cosas van mal. Tampoco le quita el sueño el primer duelo que vivirá el sábado frente a su amigo Ronaldinho. Pase lo que pase esa noche, Ronaldo seguirá bailando samba.

En su vocabulario no cabe la palabra crisis. Como mucho, su mayor apuro puede tener que ver con la cercanía de una báscula. En la ficha oficial del club blanco se puede leer que mide 1,83 metros y que pesa 82 kilos. Tampoco le importa el debate acerca de su peso. Ronaldo es un tipo feliz, dispuesto a disfrutar cada momento como un niño.

Boda en enero

Se casará con su actual novia, la modelo Daniela Ciccarelli, en los primeros días del mes de enero en París. El enlace será por todo lo alto. Y es que Ronaldo está en todos los detalles. La semana pasada, El Fenómeno se fue a Roma, junto con su futura mujer, para probarse los trajes que lucirán en la ceremonia y que han sido diseñados por el modisto Valentino. La pareja aprovechó para asistir a una misa celebrada por el Papa.

Menos salidas nocturnas

Su inminente boda ha llevado una cierta tranquilidad a los dirigentes del Madrid, que consideran que el crack estará ahora más centrado, sobre todo por las noches. De esa forma, podrá evitar también las lesiones musculares. Hasta tres percances en el mismo músculo de la pierna izquierda sufrió en un mes y medio durante la pasada Liga.

Aún así, Ronaldo comparte la teoría de su compatriota Romario, que ha mantenido su necesidad de salir por las noches para poder rendir mejor.

El delantero del Madrid debió de acostarse pronto en los dos primeros meses de Liga. Antes del encuentro ante el Albacete sólo llevaba tres goles en nueve jornadas. Hace un año, las cifras eran muy diferentes. Ronaldo había marcado 8 en los 10 primeros encuentros que disputó. El pasado domingo marcó dos goles ante el equipo manchego, aunque bien pudo haber llegado a la media docena. Desplegó toda su potencia y la capacidad para desbordar que parecía haber perdido.

"Me ha dado mucha moral anotar dos tantos de cara al futuro. No estaba preocupado por no marcar goles porque me encuentro mejor físicamente", dijo el brasileño tras el choque ante el Albacete. También ejerció de adivino al asegurar que el Barcelona "fallará en cualquier momento".

Un campo sin secretos

Paralelamente a los cinco puntos que el Madrid le ha recortado al Barcelona en el último mes, la gran esperanza para el choque del Camp Nou es que Ronaldo sea capaz de organizar sus estampidas en un campo que conoce a la perfección tras la temporada que vivió en el conjunto azulgrana, la 96-97, en la que logró 34 tantos.

Llegaron luego las lesiones y sus peores recuerdos durante su estancia en el Inter, de donde le rescató el Madrid dos años después de que los médicos apuntaran que estaba acabado. En su primera temporada madridista marcó 23 goles en la Liga, uno menos que en la pasada. Ahora amenaza con ponerse al día en el capítulo goleador. Incluso está dispuesto a apostar con su amigo Ronaldinho sobre el desenlace del clásico. Será la primera vez que ambos se enfrenten en un terreno de juego después de celebrar los goles con Brasil. En ese capítulo, Ronaldo también quiere ser el número uno, por encima de Pelé, que marcó 77 tantos con la selección. Hasta ahora, Ronaldo lleva 65.