Cristiano Ronaldo genera en el Real Madrid la misma pasión que David Beckham, del que repite el comportamiento ejemplar que le hacen tener millones de aficionados por el mundo, ser además de estrella futbolística, icono publicitarios, pero sin la sonrisa del inglés. El portugués dará hoy su primera rueda de prensa en Irlanda tras su presentación en el Bernabéu y ya se ha desatado el interés mediático en torno a este delantero que puede hacer historia.

Bobby Charlton lanzó el 9 del Manchester United a la historia del fútbol y figuras recientes del club inglés han hecho lo propio con el dorsal 7. Eric Cantoná, David Beckham y finalmente Cristiano Ronaldo, han dado al número la magia necesaria para convertirlo en leyenda.

Los dos últimos han fichado por el Real Madrid en el mejor momento de sus carreras. Cristiano heredó el 7 de ´Becks´ cuando se marchó hastiado de Sir Alex Ferguson. Por 18 millones de euros los ´diablos rojos´ ficharon a la joven perla del Sporting de Lisboa.

Aprendió del estilo dejado por Beckham, quien desató la locura desde su llegada al Real Madrid. Volteaba la tranquila localidad austríaca de Irdning donde, hasta este año, el equipo blanco realizaba cada pretemporada.

Hasta su llegada nadie de la plantilla madridista firmaba a todos los aficionados que se amontonaban entre las rejas que les separaba de los coches que les desplazaban a un lujoso castillo. Beckham cumplía un ritual una vez por día. Firmaba desde el primero hasta el último recorriendo toda la zona donde esperaban los seguidores.

MUCHO TRABAJO El escenario ha cambiado pero Cristiano hace recordar la figura de Beckham en el Real Madrid. Comparten su gusto por el trabajo perfecto, la máxima entrega en cada entrenamiento y las horas extras ensayando faltas. Fuera del campo, su comportamiento es bastante similar.

En los dos días de intenso trabajo del Real Madrid en otra pequeña localidad, en este caso irlandesa, Maynooth, Cristiano se ha olvidado por un instante del cansancio acumulado en los tres duros entrenamientos diarios y ha dedicado seis minutos que llenan de felicidad a sus seguidores. El campo de entrenamiento está a doscientos metros del lujoso hotel donde se hospeda el Real Madrid. Un camino con vayas separa a los jugadores y Cristiano lo recorre de inicio a fin sin parar de hacerse fotografías y firmar autógrafos en papeles, camisetas madridistas y del Manchester United.

Ayer, curiosamente fueron los más mayores, los padres de los niños que celebraban el momento, los que aplaudieron al portugués cuando acabado su trabajo se dirigió a la puerta de entrada del hotel. Un gesto de premio a su comportamiento, al que Cristiano respondió con el pulgar de su mano derecha hacia arriba. Eso sí. No sonríe en una sola foto. Le falta la pose de Beckham.

Mientras, el Real Madrid completó en su segunda jornada de triple entrenamiento en Maynooth, con la que alcanza ocho horas de trabajo en dos intensos días que dejan agotados a los futbolistas pero crea la base para la temporada. Manuel Pellegrini no baja el listón de exigencia máxima y por segundo día consecutivo hizo entrenar tres veces al día a sus jugadores.

MAXIMA EXIGENCIA Entre el madrugón de cada día --el desayuno en equipo es a las 7:15 horas antes del primer entrenamiento-- y la exigencia física de los dos primeros entrenamientos, no es de extrañar que algunos jugadores aprovechen para dormir entre cada sesión. "Hay que apurar cada minuto para descansar", dijo a Efe Miguel Torres, que iba con cara de dormido al segundo entrenamiento del día.

A las 11.30 los jugadores del Real Madrid regresaban a los campos de entrenamiento del lujoso Carton House Hotel, para completar la segunda parte física del día, con un entrenamiento de ejercicios de explosividad entremezclados con pesas.