Puede que esté en horas bajas, tanto dentro como fuera de la pista. Por segundo año consecutivo, ha perdido el Mundial de MotoGP, su título adorado, la categoría en la que se había autoproclamado rey. El año pasado fue destronado por el norteamericano Nicky Hayden (Honda) y este año le ha pasado por encima, como un tren de alta velocidad, el australiano Casey Stoner (Ducati).

Puede que su cabeza se haya convertido en la cocina del infierno, pues el mismo año en que pierde su segundo título es perseguido, según él, por la Hacienda italiana que, entre atrasos, multa e intereses le reclama 112 millones de euros.

Ante cualquier circunstancia y frente a cualquier problema, Valentino Rossi ha vuelto a demostrar ser un lince a la hora de maniobrar en beneficio suyo, en perjuicio de sus rivales y en el momento de diseñar la mejor estrategia de futuro posible.

Otra marcha

Tras dejar sentada a la poderosa Honda, cuando nadie le creía capaz, e irse a Yamaha, ahora ha decidido abandonar a Michelin, su fabricante de ruedas preferido, para adoptar los neumáticos japoneses Bridgestone, los mismos que han hecho campeón a Bridgestoner.

Y ese gesto ha revolucionado el paddock del Mundial de MotoGP, poniendo patas arriba los planes de los grandes favoritos al título de la próxima temporada. Desactivada la maniobra monomarca y anunciado el desembarco de millones de euros de Michelin en investigación y desarrollo de los neumáticos del año que viene, marcas y pilotos estudian qué neumáticos utilizar en el 2008.

Valentino Rossi, número uno de Michelin, ya ha decidido cambiar a la marca del nuevo campeón. "Para nosotros es un honor que un campeón como Valentino Rossi quiera utilizar nuestros neumáticos", dijo ayer el japonés Hiroshi Yamada, que no quiso confirmar la sociedad con el Doctor. "Ahora le ganaré con las mismas gomas para que no tenga excusas", amenazó ayer Stoner, con una pícara e irónica sonrisa en los labios, al enterarse de esa posibilidad, ya muy latente y bastante cercana.