Si fuera cierta la máxima que dice que la experiencia es un grado, España debería ganar hoy por goleada a Rusia. Y no porque Luis tenga una selección veterana (es la tercera más joven del torneo), sino por el currículo de muchos de sus jugadores. Y es que los rusos son los más novatos, con permiso de la anfitriona Austria. El conjunto de Guus Hiddink es el más imberbe de la Eurocopa con una media de edad de 26 años y 2 meses. Sus jugadores tampoco son muy conocidos en Europa. El 95,6% de la plantilla juega en la Liga rusa. Solo Ivan Saenko, un delantero suplente que milita en el Nuremberg --club que ha bajado a la segunda división alemana-- chuta fuera del país.

Cualquier comparación con las grandes selecciones resulta más que odiosa. Por ejemplo, el portero Akinfeev, uno de los más prometedores del continente, tiene solo 22 años, 16 menos que Jens Lehmann, el meta titular de Alemania. Solo el capitán Sergei Semak, mediocentro defensivo del Rubin Kazan, supera con holgura la treintena (32 años).

Atrás han quedado los tiempos en que los rusos campaban por las grandes ligas. Esta revolución rusa de Hiddink ha funcionado a la perfección. El técnico ha podido seguir de cerca a sus jugadores, que disfrutan de buenas condiciones económicas en su país. El título del Zenit en la UEFA es el ejemplo más claro del auge ruso. La selección ya dejó fuera de la Eurocopa a Inglaterra y ahora espera dar una buena imagen, pese a las bajas de Arshavin y Pogrebniak. "No me sorprende que mis jugadores no sean conocidos, ya que las grandes ligas son la española, la Premier, la italiana o la Bundesliga. Espero que en 24 horas cambie todo eso", dijo ayer el técnico holandés, que ya sorprendió en los dos últimos mundiales con Corea y Australia.