Han tenido que ser una saltadora de altura de 36 años y un marchador de 45 los que hayan salvado un poco la cara de la selección española en los Mundiales de Pekín, que acabarán hoy con el balance más pobre desde que los campeonatos universales comenzaron a celebrarse en 1983, en Helsinki. Si la maratoniana Alessandra Aguilar no le remediaba la pasada madrugada, en el maratón femenino (última prueba con presencia española), el equipo se irá de Pekín con una sola medalla (el oro de Miguel Angel López en los 20 kilómetros marcha) y un solo puesto de finalista (ocho primeros), el logrado ayer por la incombustible Ruth Beitia, que se quedó a dos centímetros de repetir el podio de los Mundiales de hace dos años en Moscú, donde conquistó el bronce. Jesús Angel García Bragado, por su parte, se quedó a un paso del octavo puesto, que le hubiera dado también plaza directa para los Juegos Olímpicos de Río 2016, y fue noveno en los 50 kilómetros marcha en su 12 participación en unos Mundiales. Un récord absoluto, único, que el longevo marchador celebró con una marca (3.46.43) un segundo mejor que la de hace dos años.