Ruth Beitia es una competidora nata; de las que no acostumbran a fallar, de las que no bajan el rostro con la presión y que hace de su experiencia (35 años), de su defensa del título (campeona de Europa de salto de altura en Helsinki 2012) una herramienta de uso para que esta tarde, en la clausura de los Europeos de Zúrich, sea algo más que una opción de medalla. "Me veo en condiciones de defender el título. Ser campeona sería la bomba". Parte como favorita. Las dos últimas medallas de la delegación española en Suiza pueden llegar hoy a saltos.

Si Beitia se mide en altura, si sus pasos la elevan más allá del molesto listón --2.02 metros es su mejor marca personal, conseguida en San Sebastián en el 2007--, Eusebio Cáceres salta a por la distancia, a por la longitud, más allá de los 8 metros, en un año muy especial porque solo hace tres meses que murió Yago Lamela, todo un símbolo entre los saltadores españoles. Cáceres llega a la final de longitud con 8.05 metros, la segunda mejor marca de una calificación dominada por el atleta griego Louis Tsatoumas, que se fue hasta los 8.19 metros.

En la jornada de clausura, España contará también con otras opciones, tal vez más complicadas de medalla, pero no así de lograr más puestos de finalistas. Diana Martín se clasificó por segunda vez para la final de los 3.000 obstáculos con la táctica del mínimo esfuerzo y con la quinta marca en la segunda serie de clasificación, en la que participó el pasado viernes. Asimismo, entre los tres participantes en la final de 5.000 (Antonio Abadía, Jesús España y Roberto Alaiz) se confía en que al menos uno de ellos se clasifique como finalista.