EXTREMADURA 0: Flavio; Dani Fragoso, Romerito, Jonathan, Samuel; Lolo, Marco; Roberto (Alex, M. 31), Manuel, Raúl García y Sergio (Acosta, M. 39) (Torrecilla, M. 60).

JEREZ 1: Castilla; David Prieto (Manolo, M. 49), Marcos Suárez, Zamorano; David, Ricardo (Raúl Pichardo, M. 62), Barrena; Saúl, Alfonso, Josemari e Iván (Fito, M. 92).

GOL: 0-1 M. 80: Marcos Suárez.

ARBITRO: Santana Ponce (Andaluz). Lamentable su actuación repitiendo escándalos recientes, penoso en lo físico (0). Expulsó a Romerito (26´) y Flavio (29´) y amonestó a Romerito, Samuel, Fragoso y Manolo.

Santana Ponce se cargó el derbi. Respetando cualquier tipo de opinión, interesada o no, el nefasto colegiado andaluz dio muestras sobradas de que desconoce profundamente el reglamento, no está capacitado para llevar las riendas de un encuentro, físicamente es la antítesis de un deportista y además, como suele pasar en los que encierran tantas limitaciones en sus cometidos, da muestras de prepotencia y hasta chulería, dicho sea en el más estricto ámbito futbolístico arbitral.

El duelo provincial de ayer entre Extremadura y Jerez fue un ejemplo de deportividad, salvo en algún detalle visitante tras la lesión de Acosta y la inmediata sustitución. Y sin embargo acabó con dos jugadores azulgranas expulsados antes de la primera media hora de juego. Romerito por una increíble doble amonestación (m. 15 y 26) y Flavio en una jugada en la que se pitó penalti y expulsión, para anular luego la pena máxima por señalar el asistente fuera de juego previo en medio de una empanada monumental del árbitro. No es nuevo, Santana Ponce había protagonizado otro escándalo hace un par de jornadas en Málaga, dejando con ocho al equipo local. Llegados a este punto habría que plantearse si la culpa es del trencilla o de Sánchez Arminio, a la sazón presidente del colectivo arbitral, y sus arrimados que permiten situaciones de este tipo para escarnio del fútbol patrio, que tiene que soportarlos.

UN INICIO IGUALADO

Hay que decir con urgencia que el Jerez ganó el partido en una jugada a balón parado que llevó el balón a la cabeza de Marcos Suárez de cabeza tras un rechace de la zaga local. No perdonó y dio al traste con la épica local y con la imbatibilidad de un chaval, Alex, que ayer confirmó las excelentes impresiones que tienen de él los que le siguen.

El cuadro verdinegro, que se dispuso a escribir un monólogo desde el mismo momento en que las expulsiones matizaron el encuentro, había estado absolutamente romo cara a la meta contraria. Es más, confirmó con creces su divorcio con el gol. El bloque de Vázquez Bermejo, que estuvo en la grada por sanción, tuvo mejor pinta con once contra once, en un inicio de partido muy igualado, que cuando tuvo doble superioridad. Todo lo contrario que los azulgranas, que se colgaron de la heroica para intentar un imposible que casi logran.

Eso sí, ayer, tras las expulsiones, la derrota, la frustración y el mal sabor de boca que dejó un mal árbitro hubo algo que sobrevoló la tarde almendralejense. La afición azulgrana rescató su pasado más glorioso para ser más, que nunca, el jugador número 10 cuando sólo había 9 en el campo.