Después de 560 días, cuesta mirar la clasificación del Mundial de F-1 y no ver a Fernando Alonso en el liderato. Desde aquel GP de Malasia-2005, el español se había mantenido firme en lo más alto, con un título de por medio. Michael Schumacher ha puesto fin a esa fotografía, tras su victoria de ayer en China. Ha remontado 25 puntos en siete carreras, pero un vistazo más global deja las cosas como a principios de año: los dos candidatos al título empatados a puntos y con dos coches parejos. Y restan dos carreras: Japón --el próximo fin de semana, en Suzuka-- y Brasil.

JAPON, DOMINGO VITAL Si un triunfo tiene el valor del rival ante quien se consigue, el título 2006 será el más valioso de los últimos años. Dos grandísimos pilotos, con dos excelentes coches e igualdad de puntos a falta de dos carreras, algo que no había sucedido en la historia de la F-1. "Quien gane más carreras, quien sea el mejor de aquí al final, ganará", resumió Alonso. "En Brasil se decidirá el título, pero Japón será más importante", añade.

Los neumáticos deciden el ganador del duelo, quién es primero y quién segundo. Pero las grandes diferencias de puntos han venido por otro lado: los abandonos. "La tuerca de Hungría y el motor de Monza me han restado 16 puntos con los que prácticamente ahora tendría resuelto el título", lamenta Alonso. Las averías del Renault han dado vida a Schumacher. "Si miro hacia atrás, me parece un milagro estar empatado en este momento", reconoce el alemán. Ahora vislumbra el final con optimismo: "Me gusta Suzuka y nuestro coche es muy bueno".