Michael Schumacher, el hombre que ha cambiado la Fórmula Uno con su forma de pensar y actuar, disputó en Brasil último Gran Premio, dejando tras de si quince años en los que ha conseguido casi todas las marcas posibles, sobre todo la de sus siete mundiales, los cinco últimos consecutivos.

Schumacher no pudo despedirse como hubiera querido, en lo mas alto del podio y con un nuevo título mundial, pero lo ha hecho a lo grande, con una remontada espectacular desde el vigésimo al cuarto puesto tras un pinchazo en la octava vuelta de las 71 de que constaba la carrera y logrando la vuelta rápida en su penúltimo giro.

Los prolegómenos de su última carrera también fueron especiales para el heptacampeón del mundo. Schumacher recibió de manos de Edson Arantes do Nascimento, Pelé, un trofeo en reconocimiento a su trayectoria, minutos antes del inicio del Gran Premio.

El exfutbolista, que recientemente se refirió a Schumacher como "el Pelé de las pistas", dio un abrazo al piloto de Ferrari antes de entregarle el trofeo, que el alemán recibió visiblemente emocionado y levantó para el público presente en el circuito de Interlagos.

"Es una honra para mí representar a millones de seguidores de Schumacher en todo el mundo, estar en esta despedida, dar el trofeo a él", dijo Pelé. La entrega del trofeo fue una iniciativa impulsada por la Federación Internacional de Automovilismo y los organizadores del Gran Premio.