Tras nueve horas de viaje, Bernd Schuster aterrizó en el aeropuerto de Bogotá con la confirmación de que Cristiano Ronaldo no viajará este año en La Saeta, el avión privado. Lejos de la andanada que soltó hace una semana en Irdning (Austria) contra la política de fichajes del club, el técnico blanco evitó entrar en erupción antes del amistoso que el Madrid disputó la pasada madrugada ante el Independiente de Medellín.

"Es una lástima que no venga con nosotros, porque es un futbolista que de verdad hubiera mejorado este gran equipo. Pero bueno, tampoco pasa nada", aseguró con resignación el entrenador alemán. "Tenemos el fichaje de Van der Vaart que ayer debutó como blanco y dentro de tres meses el de Sneijder. Ahora no hay que ponerse nerviosos y decir que hay que fichar como sea", comentó Schuster, que el miércoles de la semana pasada denunciaba que se les estaba haciendo "un poco tarde para hacer fichajes".

Mientras al último Bota de Oro (31 goles en la Premier) le espera una acogida en Manchester más dura que la de hace dos veranos (cuando se convirtió en el enemigo público número 1 por provocar la expulsión de su compañero Rooney en el Portugal-Inglaterra del Mundial de Alemania), la prioridad en la casa blanca es retener a Robinho. El brasileño, por el que el Chelsea ofrece 50 millones de euros, anda detrás de una mejora salarial.

REYES, AL BENFICA Por otra parte, el Benfica confirmó ayer el fichaje del extremo zurdo del Atlético de Madrid José Antonio Reyes, quien es esperado esta misma noche en el aeropuerto de Lisboa.

Según un comunicado del club lisboeta, el internacional Reyes está "cedido por una temporada, con opción de compra, incluyendo que el Benfica ya adquirió el 25% de su pase".

La nota agrega que Reyes será "una carta de triunfo en el frente de ataque". Reyes es el cuarto refuerzo de Quique Sánchez tras las incorporaciones de Pablo Aimar, Javier Balboa y Carlos Martins.