La selección española se despidió de las canchas hasta el próximo verano con una ración de espectáculo contra la catástrofe del Prestige compartida con los baloncestistas gallegos, que opusieron tanta ilusión para tumbar al combinado nacional como los voluntarios para limpiar las costas de chapapote.

Los internacionales y el combinado que representó a la canasta de Galicia entendieron el choque como una ocasión para divertirse y hacer disfrutar a los aficionados frente al desastre del vertido tóxico, aunque sin olvidar el resultado final (74-84), intrascendente.

En el equipo gallego se alineó un extremeño, el base-escolta cacereño Nando Vicario, que desde hace unas temporadas juega en equipos de la comunidad autónoma. Actualmente en el Porriño, de la LEB-2, tuvo una buena actuación, anotando 12 puntos.