Algún galáctico jugador llegó a Madrid y pasó meses en hoteles hasta que se le encontró la mansión adecuada. Mientras, Gerardo vive en la calle. Su dormitorio, un parque de Alcobendas. El primero, internacional con su país centroeuropeo. El segundo, con la española. Como lo lees, con la española. No es un futbolista del 64, ni del 84, ni del 2004. Es del 2009, pero a duras penas lo conocen los asiduos del parque.

Pocos niños y no tan niños que acudan el miércoles al estadio de Mérida habrá que no canten de carrerilla "Casillas, Pujol, Xavi...", todos de la campeona de Europa y aspirante al Mundial 2010 que Extremadura podrá ver en vivo y en directo. Todos jóvenes, ricos y famosos.

Pocos habrá que canten la otra selección que ya está clasificada para el VII Mundial de Fútbol Calle que este fin de semana comenzó en Milán y en la que si tendremos representación autonómica. Pocos conocen a su entrenador, pocos al portero Mariano, pocos al hispano-luso Antonio, y pocos a Gerardo, un extremeño en este especial combinado nacional.

46 años, separado, dos hijas a las cuales no visita por miedo al rechazo, una nieta a la cual no conoce, desertor del negocio de la fruta y bebedor de las ganancias que la misma generaba. Fruta que aparece en cualquier plan dietético de todo deportista que se precie. Cosa que no ocurre con el alcohol. Entrenaba mucho, pero actualmente, sin comer ni dormir, es difícil, según él mismo relata. Es el caso de Gerardo, que como el resto de compañeros de equipo forman la Selección Española de Futbolistas sin Hogar.

Todos son muy buenos y tienes grandes posibilidades de hacer un digno papel, en palabras de su entrenador, pero su partido más importante no lo tienen en el césped, sino en el asfalto. El alcohol, las drogas y la exclusión social son sus más difícil adversarios. Adversarios que vencen un alto porcentaje de aquellos que se enrolan en el fútbol.

Salvo Ramos e Iniesta, ninguna baja en la Roja intensa para el miércoles por lesión, mucho menos por asuntos laborales, pues éste es su trabajo. Sí lo será, en Italia, con la "otra Roja", la que no genera grandes titulares, la que no mete 15.000 personas en los entrenamientos, la desteñida. Será la del defensa Bienvenido, pues acaba de encontrar empleo, y no tiene permiso. Casualidades de la vida. No podrá estar en la ciudad de la ropa cara.

"La culpa es solo mía, pero no sé como he acabado en la calle", declaraba hace poco Gerardo, declaraciones sin cámaras, flashes, ni cientos de medios acreditados. Muchos buscan cada principio de temporada el decodificador para el ´pay per view´ a instalar en el salón. Otros tantos buscan el salón. Fútbol opulento y fútbol indigente. Mansiones y casas de cartón. Aficiones y adicciones. Fútbol de extremos. Suerte y justo reparto de puntos, Gerardo.