El Barcelona y el Real Madrid se juegan esta semana, y en campo ajeno, el signo de una temporada que quedará marcada por su capacidad para avanzar con los mejores en Europa. Ambos clubs piensan ya en lo que acontezca estos días después de que en la competición doméstica se hayan dado una tregua con ocho puntos de ventaja a favor del Barcelona ante el Madrid.

La criba de octavos de final de la Liga de Campeones marca la distancia respecto al fracaso, porque una eliminación prematura difícilmente podrá compensarse con otros objetivos en los tres meses que restan para que concluya el curso. No lo tienen fácil ni el Barcelona ni el Real Madrid, que viajan a Londres y Turín con una ventaja mínima, aunque algo más solvente en el caso del conjunto que dirige el brasileño Vanderlei Luxemburgo (1-0), al que cualquier gol que consiga le aclarará mucho su futuro.

El Barcelona, que venció por 2-1 en la ida, deberá superar todo tipo de adversidades en Stamford Bridge, donde le aguarda un equipo eufórico, que también es líder con 8 puntos de ventaja en su Liga, y un estadio encendido por la actitud del técnico portugués José Mourinho, que acusó al árbitro sueco Anders Frisk de dejarse influir en el Camp Nou.

La UEFA casi le ha dado la razón, porque ha designado para el partido de vuelta al árbitro que había pedido, el italiano Pierluigi Collina. No es la única buena noticia para Mourinho que recupera para este partido al extremo holandés Arjen Robben.

El holandés Frank Rijkaard, técnico barcelonista, no podrá contar además, con Rafael Márquez, lesionado el sábado contra Osasuna. Es una baja sensible, porque el internacional mexicano se ha convertido en el jugador que da el equilibrio al sistema.

PELIGRO REAL Si el Barcelona pone a prueba su consistencia en Londres, el Real Madrid se juega gran parte de la temporada en Turín, en un estadio de mal recuerdo. En Delle Alpi, contra el Juventus de Fabio Capello, el equipo de Luxemburgo, con Zidane y Raúl, se asoma al abismo, porque la Liga española parece cada vez un objetivo más complicado. No tendrá el Juventus al checo Pavel Nevded, que no se ha recuperado de la conmoción cerebral que sufrió en el Santiago Bernabéu, pero Capello recupera al delantero francés Trezeguet.

Está por ver si, para superar el marcador adverso de la ida (1-0), Capello está dispuesto a alinear a tres delanteros (Del Piero, Ibrahimovic y Trezeguet). La vuelta de los octavos de final tan sólo se presenta clara para el Lyon, que goleó al Werder Bremen, en Alemania (0-3), aunque el conjunto que dirige Paul Le Guen ha sufrido dos reveses inesperados en la última semana: la eliminación en la Copa y la segunda derrota en la Liga (contra el Bastia).

El Bayern y el Liverpool también parten con una ventaja que debería ser decisiva (3-1), pero en ambos casos, encajaron un gol en los minutos finales de la ida que dio vida al Arsenal y al Bayer Leverkusen, respectivamente.

El Arsenal, una temporada más al borde del fracaso en Europa, se encomendará a Henry, autor de los tres goles, el sábado, contra el Portsmouth. Para el Liverpool de Rafa Benítez, la Champions es el bálsamo con el que espera paliar la plaga de lesiones.

El Milán, líder en Italia por mejor diferencia de goles que el Juventus, es favorito, ante el Manchester, gracias a su victoria por 0-1 en Old Trafford, pero el arribo a San Siro de Wayne Rooney y Ruud van Nistelrooy no le permite relajación. El PSV acude al Principado con una mínima ventaja (1-0), que puede ser suficiente en Mónaco.