La de plata eleva a siete el número de medallas logradas por el balonmano español en las grandes competiciones internacionales. La primera llegó en el Europeo de España 1996, en el que el equipo nacional conquistó también la plata. Unos meses más tarde logró su primer metal olímpico, un bronce, en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96. La racha proseguiría en 1998, cuando los españoles alcanzaron en Italia su segunda final consecutiva de un Europeo, aunque tuvo que conformarse de nuevo con la medalla de plata tras caer ante Suecia por 23-25. Un puesto más abajo concluyó España el Campeonato de Europa de Croacia 2000 y el bronce se repetiría en Sydney 2000. Tendrían que pasar cinco años para que España volviera a pisar un podio en una gran competición internacional, cuando se alzó con el oro en el Campeonato del Mundo de Túnez.