A Sergio Alonso Expósito nada parece inmutarle porque está satisfecho con lo que es, pero también con lo que fue. Ayer, día de su 29 cumpleaños, este deportista e ingeniero aguardaba en su domicilio placentino el momento de salir a comer con sus padres y después pasear con su novia, Ana, y su perra, Kira. Y lo hacía sin apenas mirar hacia atrás un futbolista ahora sobresaliente en el Coria, donde disfruta del éxito, pero que también abrazó la élite con el inicio de una carrera que muchos situaron muy arriba, algo que no ocurrió por quién sabe realmente qué. Puede que por el fútbol mismo, tan irracional e inexplicable a veces.

Ahí había un talento. Ahí, desde luego, sigue habiendo un talento: estamos ante uno de los futbolistas más valorados del grupo XIV de la Tercera División. Su propio entrenador, Miguel Rubio, lo señala inequívocamente con esos galones. «Lo perdimos 11 jornadas por lesión y ahí perdimos partidos como Calamonte, Cacereño, Don Benito, Montijo, Olivenza...», dice el técnico, que lo tuvo hace cuatro años en el Don Benito y que se lo trajo al Coria hace tres para ser una verdadera referencia en el pujante equipo del Alagón, tercero en la tabla en la actualidad.

«Él y Aarón, del Cacereño, son los medios con más poder ofensivo de toda la liga», recalca con contundencia Rubio. Seis goles acumula el ‘8’ del Coria, algunos de ellos determinantes, como el que le hizo precisamente al líder hace apenas un mes y que supuso la victoria del cuadro del para algunos --no tanto para otros-- sorprendente equipo celeste.

En su día, no triunfó Sergio Alonso «por muchos factores», entre ellos las lesiones, comenta el protagonista. «Fue una etapa de mi vida que ya pasó», cuenta este jugador nacido físicamente en Navalmoral de la Mata, pero muy de su pueblo real y verdadero, Castañar de Ibor.

A Zaragoza

De puro adolescente, «con 16 años», partió con tanta ilusión como bisoñez hacia Zaragoza, donde coincidió con Ander Herrera, ahora en el Manchester United, para intentar labrarse una carrera que, ojo, incluyó convocatorias en la selección española de fútbol de varias categorías. Debutó en la sub-17 en el Trofeo Atlántico en el 2005. Mucho ha llovido. Mucho ha cambiado y a él le han cambiado muchas cosas. Y no tiene que ser para peor.

«El fútbol profesional requiere dedicación exclusiva. A lo mejor no hubiera disfrutado de algunas cosas si hubiera seguido ahí arriba. No pasa nada. Son etapas», dice Alonso, capaz de abordar con tenacidad en varias fases la Ingeniería Técnica Agrícola y trabajar dos años en Plasencia tras hacer también Ingeniería Forestal.

Todo ello, con un sacrificio descomunal, pero que le ha hecho feliz con esa cuádruple condición de ‘amo de casa’, futbolista y, cuando vuelva a trabajar («aquello de las empresas se acabó»), ingeniero, ya que ahora culmina en Ávila «semipresencial» agrónomo, lo que inició hace muchos años ya.

Tras Zaragoza, llegó el Logroñés. «No nos pagaban y me tuve que ir». Llegó al Osasuna B y después «la crisis» y los estudios hicieron que volviera a Plasencia. El Ciudad de Plasencia, el Don Benito y el Coria han disfrutado de su magia, impropia y desde luego superior a la de los mejores de la Tercera División extremeña, coinciden en asegurar quienes le conocen de verdad. Es Sergio Alonso, el ingeniero lujoso del Coria.