La reina de la imagen y el estilo del tenis femenino, la rusa Maria Sharapova, reivindicó en el Abierto de Estados Unidos con su tenis que también es la mejor en el campo y por eso derrotó 6-4 y 6-4 a la belga Justine Henin-Hardenne, en la gran final.

Con su triunfo, Sharapova, que fue la reina indiscutible de la noche neoyorquina, ciudad a la que calificó como la "mejor del mundo" y a los aficionados de la misma manera, no sólo se llevaba un premio de 1,7 millones de dólares, sino también el reconocimiento que es una campeona.

Sharapova, de 19 años, que desde el triunfo histórico que logró en la final de Wimbledon del 2004 no había vuelto a luchar por otro de Grand Slam, esta vez rompió el maleficio al vencer en las semifinales a la número uno del mundo, la francesa Amelie Mauresmo, y el final a la número dos. Entre ambas habían conseguido los tres títulos de Grand Slam, dos para la tenista francesa --Australia y Wimbledon-- y uno para Henin-Hardenne, el de Roland Garros.

Pero a ninguna de las dos les bastó su tenis para superar los mejores golpes de derecha de Sharapova, su saque y sobre todo su inspiración y tranquilidad en la disputa de los puntos decisivos.

"Sabía que si sacaba bien y tenía paciencia iba a lograr el objetivo del triunfo y eso fue lo que sucedió", declaró Sharapova. "Es de locura lo que he conseguido".

La revista especializada "Forbes" considera que Sharapova recibe unos ingresos anuales de más de 20 millones de dólares en contratos comerciales que tiene firmado. La rusa dijo que todo lo que había vivido era algo "increíble" y de "locura", la misma que sintieron los 23.712 espectadores que llenaron las gradas para verla coronarse a la nueva reina del Abierto y que les justificó el al precio que tuvieron que pagar por verla jugar.