Van a ser los quintos Juegos Olímpicos de mi carrera, y los últimos, y quiero vivirlos como si fueran los primeros. Quiero saborear cada instante con mucha intensidad porque estoy aquí y eso, para mí, ya es mucho después de un año muy difícil por los problemas físicos. Hubo un momento en que no sabía si iba a poder participar en Atenas con el equipo. Es el punto final para mi carrera, porque las lesiones me han obligado a hacerlo antes de lo que me hubiera gustado. Ahora quiero disfrutar a tope porque soy de los que piensan que las cosas van mucho mejor cuando disfrutas del ambiente, del contacto con otros deportistas y del propio waterpolo.

Aún falta gente por llegar a Atenas, pero me da mucha vidilla el hecho de que estemos todos los españoles juntos en la villa olímpica.

Los apartamentos están bien, pero echo de menos más posibilidades e instalaciones para el tiempo de ocio. En Sydney, por ejemplo, había muchas más tiendas en la zona internacional de la villa, y aquí el espacio de internet y de juegos cierra un poco pronto, a las nueve de la noche. Esta villa es un poco fría, y eso que hace mucho calor. Faltan árboles y espacios verdes; todo es un poco árido. Me han dicho que hay una discoteca, pero de poco te sirve hasta que no acabes la competición. Sin duda, para mí, la mejor villa era la de Barcelona, aunque en esta valoración quizá no sea muy imparcial. Teníamos el mar al lado y eso era un verdadero lujo.

Ahora tengo muchísima ilusión por uno de los grandes momentos de todos los Juegos. Espero con muchas ganas la ceremonia de inauguración. Nosotros vamos a participar en el desfile. Para mí, es el día más bonito de unos Juegos, con la excepción de si ganas una medalla.