CACERES DT: Pedro Rivero (19), Javi Pérez Iniesta (5), Juanmi Morales (16), Oscar Rodríguez (4), Jiri Okac (15) --cinco inicial-- Juan Pedro Cazorla (12), Javi Pérez (15), Vaquero (-).

DRAC INCA: Matías Ibarra (8), Alzamora (10), Bulfoni (8), Johnson (15), Ezugwu (17) --cinco inicial-- Rodríguez (15), Bustamante (2), Young (2).

MARCADOR POR CUARTOS: 17-26, 43-42 (descanso), 67-64 y 86-77 (final).

ARBITRO: Garmendia y Verano. Sin eliminados.

INCIDENCIAS: Los jugadores tuvieron que salir a saludar al público tras su triunfo.

Vaya tipos éstos del Cáceres. Se acaban los calificativos, continúa la fiesta, aunque sólo sea la deportiva. Anoche, undécima victoria de un grupo de profesionales fantástico que, si por méritos fuera, tendrían no solamente que cobrar lo que se les adeuda, sino al menos el doble. Son la nueva versión galáctica, pero en pobre y en baloncesto.

Hace bien el entrenador verdinegro, Ñete Bohigas --otro que merece un monumento-- en enorgullecerse de sus siete profesionales. Este club no tiene junta directiva, carece de dinero y, para más inri, los jugadores se lesionan, pero juegan y lo dan todo. Tienen reaños, algo de agradecer siempre, pero es que incluso, en tan límite situación, ganan a lo grande. Indescriptible.

Ayer fue el Drac Inca la víctima. Con el equipo roto por las problemas físicos de Cazorla, Okac y Morales, el Cáceres sacó de donde no tiene y fue capaz de alimentar la esperanza, primero, y consumarla después. Pese al inicio desalentador (3-12, min. 6), a este grupo no le intimida nada ni nadie. Liderados por un gran Pedro Rivero, el equipo le puso casta en la remontada inicial y, además, le añadió inteligencia: la primera falta la hizo casi al final del primer cuarto.

El cuadro balear, con cinco extranjeros en sus filas, se encomendó a la fortaleza del exACB Ezugwu y a una presión al rival para desgastar las teóricas pocas fuerzas de los verdinegros. Pero la constelación de obreros cacereños se puso el mono y se vio que no daría el partido por perdido. Una mano de Rivero, otra de Cazorla, un ganchito de Okac, un rebote de Oscar, un triple de Javi Pérez Iniesta, un tirito de Javi Pérez, una participación de segundos del junior Vaquero... y el partido vivió alternativas hasta el culmen, en el que, insospechadamente para casi todos, el Cáceres se encomendó al talento y la heroica consistencia en defensa, sin problemas de personales, otro milagro.

La gesta se consumó en el epílogo épico. La imagen de Okac, roto por el dolor, abrazado por los fieles de la religión verdinegra puso el resto. No era el Bernabéu, era el Ciudad de Cáceres, pero había galácticos, aunque fueran pobres.