En los plafones de la plaza de Nelson Mandela, en Sandton, aún aparecía ayer representando a Suráfrica. Allí, junto al Centro de Convenciones donde se reúnen cada día los jerifaltes de la FIFA, se veía a Benni McCarthy (Ciudad del Cabo, 32 años) con la camiseta de los Bafana Bafana. El, campeón de Europa con el Oporto de Mourinho en el 2004 y máximo goleador en activo de la selección, debía ser la estrella de los anfitriones. Pero Carlos Alberto Parreira prescindió de él. ¿Por qué tomó esa decisión tan dura? En dos palabras: por gordo.

Después de acabar la Premier con el West Ham, Benni se dio a la buena vida. Nunca ha sido un prodigio de forma física, pero en pocos días se empeñó en seguir los pasos de los brasileños Ronaldo y Adriano. El preparador físico surafricano, Francisco González, aún no se lo puede creer: "Vino con un sobrepeso evidente. Estaba demasiado gordo para una competición así". Parreira, con fama de técnico-sargento, lo certificó: "No está en condiciones de jugar. Fuera".

Muchas hamburguesas

La ausencia de FatCarthy conmocionó a los surafricanos. Los diarios se llenaron de fotos del goleador redondo como un balón de playa y hurgaron en su conocida a afición a las hamburguesas. El delantero, que jugó también en el Ajax, Celta (los vigueses pagaron seis millones de euros por él en 1999) y Blackburn Rovers, tenía la gran oportunidad de brillar en su país, pero la indisciplina le volvió a perder.

Parreira no tolera ningún descuido. Ahora las esperanzas recaen en Katlego Mphela, una gacela de 25 años al que comparan con Etoo. "Estoy en la mejor forma de mi carrera. He perdido cinco kilos desde que empecé la preparación y aguantaré la presión", dice El Matador, como le apodan en su país.

México que no estará solo

Con 90.000 personas en el majestuoso Soccer City de Soweto, los Bafana están preparados para sorprender al mundo. No importa que el debate sobre McCarthy aún no esté cerrado. Si el astro no está, deben brillar los peones, acompañados de jugadores con experiencia, como el defensa Mokoena (Portsmouth) y el interior Pienaar (Everton).

En su sexto Mundial como seleccionador, incluido el título de 1994 con el Brasil de Romário y Bebeto, Parreira afronta una experiencia ilusionante. Su veteranía debe ayudar a calmar la excitación de un país entregado al fútbol, sobre todo la población negra. Sabe que sus jugadores también tienen una misión muy especial y que pueden acusar ese peso. "No quiero meterles más presión de la que ya tienen. Solo les he dicho una cosa: Salgan ahí y disfruten".

Después de 12 partidos sin perder, incluido el triunfo en el último amistoso ante Dinamarca, el combinado amarillo llega animado a la gran reválida. Una victoria ante México sería el mejor inicio posible. "Si hice algo bueno por los Bafana fue darles una identidad. Les animé a disfrutar de la pelota con ilusión. Ahora falta plasmarlo en el campo", explicó el técnico.

Rapidez y concentración serán las claves del sistema de Parreira ante otro veterano, Javier Aguirre. "Veo a mis jugadores capaces de hacer algo grande. Tienen hambre y ganas de pasar a la historia", contó el expreparador del Atlético. Los mexicanos no estarán solos. Unos 40.000 aficionados, muchos sin entradas, se han desplazado a Johannesburgo utilizando todo tipo de escalas (Londres, Amsterdam, Múnich...). El azulgrana Rafa Márquez comandará un equipo con una mezcla de juventud y veteranía. Basta ver el ataque, donde convivirán Cuahtémoc Blanco, de 37 años, y el exazulgrana Giovani dos Santos (Galatasaray), de 21.