El Plasencia sigue siendo la máxima alegría del deporte extremeño de equipo en este año. Ya nadie duda de que su plantilla es capaz de plantarse en los play off, algo que ya ha conseguido matemáticamente, y además conseguir el ascenso. En esto del deporte profesional caben sorpresas como la agradable que nos está deparando este club.

En cierto modo, lo que se está viviendo en Plasencia se asemeja bastante a lo que ocurrió en Cáceres en el año 92. El equipo, confeccionado con ilusión pero sin talonario, sólo tenía la aspiración de permanecer y, finalmente, consiguió vencer a la chequera de sus rivales y dar un glorioso ascenso. Los jerteños lo pueden lograr, estoy convencido, guiados por la euforia de su afición. Ayer mismo, en Torrelavega, estuvieron alrededor de 200 placentinos, lo que da buena imagen de lo que se está viviendo. No creo, ni siquiera, que los extremeños estén presionados en los play off finales, como lo pueden estar en Bilbao o Zaragoza, y ya ha quedado demostrado que el equipo no es inferior a ninguno de sus oponentes.

En tiempos de crisis futbolística, está bien eso de soñar. Lo mejor es que en Plasencia lo hacen despiertos.