El Mideba Extremadura volvió a escribir con letras de oro una épica página del deporte extremeño que narra gestas de deportistas que hacen esfuerzos sobrehumanos, de entrenadores que se van por la puerta grande después de conseguirlo todo, y de directivos que se enorgullecen de trabajar con personas de tanta valía humana como brillantez deportiva. Ayer se coronaron subcampeones de Europa, de la Copa Willi Brinkmann, tras perder en la final ante el Bonn de Alemania por 74-64. El técnico José Pulido se marcha con una trayectoria sólo al alcance de grandes del baloncesto como él, con un título de campeón de Europa en el 2000 en Barcelona y el subcampeonato de ayer en Valladolid, entre otros muchos logros.

LUCHA SIN PREMIO Durante tres días, el baloncesto en silla de ruedas europeo se ha rendido a una proeza más del Mideba. El frío pucelano se ha convertido en calor y admiración, ovacionando como a ninguno a esos jugadores que a base de corazón derrotaron a las torres inglesas del Oldham Owls y francesas del Toulouse y del Capsaa París. Contra todo pronóstico, los pacenses estuvieron a punto de derrumbar a los alemanes del Bonn, sin James, pero con un jugador con nombre de marca de coches, Lancia, y otro de ex tenista germano, Becker, que acabaron con el sueño de un título más para las vitrinas y la memoria.

Y todo a pesar del impresionante partido del jugador portugués Hugo Lourenço, autor de 33 puntos y 18 rebotes, con 46 de valoración. Pero algunos errores en los lanzamientos, el impresionante acierto del dúo Lancia-Becker con 53 puntos de los 74 del Bonn, y esa pizca de fortuna tan necesaria en los momentos decisivos, impidieron que el Mideba fuera campeón a orillas del Pisuerga.

En Valladolid se disputó una final emocionante, un espectáculo memorable de un baloncesto eléctrico, de velocidad y calidad y gran acierto. Todo debió acabar como comenzó. Con un Mideba muy enchufado en el partido con las canastas de Hugo Lourenço, que le distanciaron con una máxima de 6 puntos, 13-19 al final del primer cuarto. Todo funcionaba a la perfección, sobre todo la defensa al tándem alemán, obligando a realizar tiros forzados que no entraban.

Pero la felicidad nunca es eterna y cuatro canastas consecutivas de Becker en el segundo cuarto dieron la vuelta a la situación. El Bonn se puso por primera vez por delante con 25-23 y empezó a creer en la victoria. Vargas trató de que sucediera lo contrario con dos canastas, pero al descanso ya perdía el Mideba por 36-34.

El tercer cuarto fue terrible. Tras un 44-45 con canasta y tiro adicional de Hugo, los alemanes lograron un parcial de 8-0 que hizo demasiado daño al Mideba. Y esas ventajas, los de Martín Otto las administraron a la perfección. A falta de cinco minutos, el equipo de Pulido hizo su última remontada poniendo el partido a tres puntos, 61-58, pero Becker sentenció de nuevo. Y sonó la bocina y llovieron lágrimas de unos grandes campeones que lo dieron todo, y ganaron el partido más importante: el de la admiración del público.