En los últimos años suele decirse que la afición del Cacereño es escasa, pero que los fieles que tiene, lo son mucho. Este adagio volvió a demostrarse ayer, cuando en apenas unas horas se completaron dos autobuses para el partido del domingo ante el Deportivo B.

Cáceres-La Coruña, ida y vuelta, 1.400 kilómetros, en un tiempo muy breve. Una auténtica paliza que se espera que sea más liviana en el regreso, ya con el ascenso a Segunda División B en el bolsillo. Hay que hacer bueno el 0-0 de la ida y será más fácil lograrlo si no se está solo en Galicia.

Ha habido una parte de subidón en esta historia. Las inscripciones para el primer autobús empezaron siendo más bien tibias. Pero el goteo se fue acelerando hasta completarlo. Y eso abrió la posibilidad de un segundo bus que lo hizo todo más fácil y que aumentase la temperatura de cara al choque.

El compromiso del ayuntamiento, a través del Instituto Municipal de Deportes, era subvencionar íntegramente un segundo autobús si se ocupaban todas las plazas del primero. Y así fue.

Con ese segundo vehículo se generó, eso sí, un pequeño dilema que se resolvió enseguida. El precio del viaje con el primero era de 40 euros (incluyendo entrada) y no dejaba de ser injusto que quienes fuesen en el segundo lo hiciesen casi gratis. Así es que fue el propio Cacereño el que estableció que todos abonasen 25, devolviendo 15 a los primeros creyentes.

El panorama parece ahora más propicio. Cálculos optimistas permiten pensar que habrá alrededor de 200 seguidores del Cacereño en una zona acotada de Riazor. Desde luego, más que hace un año en Linarejos, cuando se firmó un descenso a Tercera que se busca deshacer. Es una herida que hay que cerrar: o ahora o bien en las eliminatorias a las que habría que reengancharse en caso de derrota.

Cristóbal y la cabeza

La apelación al público tampoco falta en el Deportivo B. Su propio entrenador, Cristóbal Parralo, compareció ayer ante los medios después del entrenamiento en el propio escenario del choque. «No vamos a estar solos», destacó.

El exjugador de Barcelona y Oviedo lanzó un mensaje de incierta confianza, dejando claro que hay un enorme equilibrio en los pronósticos que puedan hacerse. «Nosotros tenemos la ventaja de jugar en casa, pero ellos tienen la ventaja de que con cualquier empate que no sea a cero también pasan. Por ahí la eliminatoria está muy igualada».

También se mostró muy satisfecho con el rendimiento de sus jóvenes jugadores en el Príncipe Felipe. «Salí muy orgulloso de mi equipo. Jugó un fútbol que no está acostumbrado, y dio la cara en todo momento. Disputó el balón en todo tipo de situaciones. Los chicos tuvieron una prueba de madurez», declaró.

A sus futbolistas les está pidiendo «jugar con la cabeza, no sólo con el corazón» porque «hay que estar muy centrados». «No hay que dejar de cumplir con las obligaciones que tenemos en el campo y tenemos que intentar ir a por el partido, pero con cabeza», reiteró.

Respecto a la hinchada gallega, aseguró que está «convencido» de que el domingo «va a estar con el equipo. Y no vamos a estar solos. La afición del Dépor siempre dio muestras de lo grande que es. Estoy seguro que todo el mundo desea que el filial ascienda y todos los que puedan seguro que vendrán a apoyarnos».