Buen ejercicio de autoestima del Cáceres, aunque escasamente rentable en lo práctico. El Fuenlabrada, líder indiscutido de la LEB y principal favorito para el ascenso, tuvo que sufrir para superar al grupo de Ñete Bohigas, que durante 36 minutos soñó con golpear al rival. Pero cuando lo tenía KO, circunstancia que se dio en dos momentos puntuales del choque, lo dejó levantarse de la lona y terminó por reaccionar. El desenlace, lógico: triunfo madrileño y enorme frustración extremeña.

La lectura de la cuarta derrota consecutiva tiene, sin embargo, versión en positivo: este equipo tiene calidad e incluso banquillo (la actuación estelar del joven Rafa Huertas así lo reafirma). Sin embargo, habrá que ver qué efectos psicológicos acompañarán al nuevo traspié, los tres últimos en el epílogo y cuando el equipo estaba en disposición clara de triunfar.

Pese al 0-6 inicial, que olía a la paliza de pretemporada, al Cáceres no se le vino el mundo encima. A base de trabajo bajo aros, con desgaste de personales de la torre Wideman, y de una notable dirección de Dani López, los verdinegros equilibraron el choque e incluso se pusieron por delante antes del descanso.

OLOR A TRIUNFO Las diferencias se incrementaron y había una sensación en la grada según la cual, al menos, todos se podían permitir soñar con el triunfo, pese a que Moya y Asselin se cargaban de faltas. La irrupción de Huertas, con dos triples consecutivos, y el dinamismo en el juego que imprimieron Blackshear y Nando Vicario permitieron que el Cáceres alcanzara una renta impensable (43-27 a falta de un minuto para el descanso). Sin embargo, cuando el Fuenla podía estar groggie , un 0-9 de parcial les metió de nuevo en el choque (43-36). La cuarta personal de Wideman (min. 21) volvió a propulsar al Cáceres (52-44, minuto 27), pero la cuarta personal de Moya, la tercera de Asselin y la zona madrileña ahogaron al Cáceres en otro parcial de 0-9.

En el momento decisivo, Luis Casimiro provocó una técnica que sería determinante, en lo positivo, para su equipo. El Cáceres seguía fallando tiros libres, el Fuenlabrada se encomendó a sus nacionales de calidad ACB (Solana y Guardia) y el partido dio el giro definitivo. Solana hizo el 61-62 con un triple y a partir de ahí se acabó todo. Se nubló todo. Como dijo el propio Bohigas al final, el Cáceres se ahogó cuando estaba casi en la orilla.