INGLATERRA: Robinson; Carragher (m.58, Lennon), Ferdinand, Terry, Ashley Cole; Beckham, Lampard, Gerrard, Joe Cole; Owen (m.58, Rooney) y Crouch.

TRINIDAD Y TOBAGO: Hislop; Lawrence, Sancho, Gray, Edwards; Whitley, Birchall, Theobald, Jones (m.70, Glen); John y Yorke.

GOLES: 1-0. m.83: Crouch. 2-0, m.91: Gerrard.

ARBITRO: Tonu Kamikawa (Japón). Enseñó tarjetas amarillas a los jugadores de Trinidad Theobald, Withley, Gray.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente al grupo B del Mundial de Alemania 2006.

El resultado quedará en los libros de historia, pero esta vez también perdurará muchos años el recuerdo de la actuación de Inglaterra en el primer partido que disputaba frente a Trinidad y Tobago. Difícilmente los británicos podrán igualar un partido tan lamentable como el que ayer realizaron ante los caribeños, aunque con Eriksson al mando del equipo todo es posible. Inglaterra ganó (2-0) y se clasificó para los octavos, pero el éxito no oculta que bordeó el ridículo ante un rival limitado.

Si los triniteños lograron arrancar un punto a Suecia en el debut y pusieron en apuros a los británicos ayer no fue por la calidad que atesoran, sino por la incapacidad de sus rivales. El equipo de Leo Beenhakker, un combinado de futbolistas de segunda o tercera fila, desnudó las limitaciones de los nórdicos y sacó los colores a los ingleses, que se salvaron por las dos mejores intervenciones de Crouch y Gerrard.

REAPARECE ROONEY La perplejidad que provoca ver a Inglaterra jugar tan mal con futbolistas como Gerrard, Lampard, Beckham u Owen sitúa la responsabilidad en Eriksson. Su reacción al triste debut fue sustituir a Neville en el lateral por Carragher, el central del Liverpool. Un cambio inútil, porque el equipo hizo lo mismo que ante Paraguay: balón de Beckham al área para que Crouch lo descolgara. Y hasta que no se acercaba la hora de partido y había conseguido que los supporters bostezaran en la grada --sólo Eriksson lo ha conseguido--, el técnico no sacó a Wayne Rooney. El delantero del Manchester reactivó a sus compañeros. Crouch fue la solución. En su tercer remate dirigió el cabezazo a la red. Gerrard redondearía en el tiempo añadido. Demasiado tarde para maquillar la infame imagen de Inglaterra.