En medio del enrarecido ambiente que el equipo dejó en Barcelona y la crispación que se ha traído hacia Gelsenkirchen, a Frank Rijkaard aún le queda algo de humor. Tal vez sea el mejor recurso para regenerar la confianza del vestuario e intentar levantar a un equipo que rueda cuesta abajo y se cae a pedazos. Al técnico le pillaron nada más bajar del avión conversando con Juan Carlos Unzué, el entrenador de porteros, que le habló de un paracaídas.

"Tengo para dos días", contestó Rijkaard, lo que abonaba la interpretación de que asume el final de su etapa en el Camp Nou cuando acabe la temporada. "Llevo cosas en la bolsa para dos días", matizó después, aludiendo a la duración de su estancia en Gelsenkirchen.

Serán dos días, o serán dos meses, pero el entrenador que logró la segunda Champions intuye que su etapa en el Barça acabará este año, justo cuando se cumple un lustro de su llegada. El rendimiento del Barça no se corresponde con la inversión efectuada ni con la categoría de la plantilla, pero aún queda una opción para embellecer el recuerdo que dejará. Esa opción empieza a jugarse hoy frente al Schalke 04 (20.45 h., Antena 3) en los cuartos de final.

FRACTURA ABIERTA Hasta ahora, la marcha de los azulgranas en Europa es intachable, con seis victorias y dos empates. Y lo que se espera de los campeones del 2006 es que mantengan esa trayectoria. Para seguir alimentando las opciones de un título y para reparar la fractura que agravaron el sábado con su ridícula derrota frente al Betis. El Barça está obligado a redimirse. Y solo le queda una tabla de salvación. "Podemos entender el cabreo y la rabia de los socios. Están en su derecho y eso nos debe motivar aún más para darlo todo", dijo ayer Rijkaard, más sonriente de lo habitual a pesar de la sombría realidad que le rodea.

El técnico asumió con naturalidad las duras críticas de los aficionados y de los medios de comunicación y entiende que se hable de ultimátum y de posibles sustitutos en el banquillo. Ayer, en la repleta sala de prensa del estadio del Schalke, aseguró que no estaba deprimido --"continuar en la tristeza no te va a ayudar"-- y que no pensaba cambiar su línea de trabajo. Para no variar, no quiso desvelar si Etoo estaría en condiciones de jugar y si Márquez sería titular en su reaparición tras 40 días.

CONSERVAR EL ESTILO A pesar del crucial momento que afronta el Barça, Rijkaard ha preparado el partido como siempre, sin ninguna particularidad especial. Aunque el Schalke las tenga.

Por ejemplo, su potencial en el juego aéreo y su capacidad para marcar goles a balón parado. Hasta un 40% de los tantos que anota llegan en jugadas de estrategia, preferentemente de cabezazos de sus hombres más poderosos, como Kuranyi o el central Marcelo Bordon. "Está claro que hay equipos más fuertes físicamente que nosotros, y por eso no podemos entrar en su juego. Tenemos que buscar y mantener nuestro estilo", aseguró.