Dice el tango argentino Volver, que popularizó Carlos Gardel, que "100 años no es nada". Pero para el deporte olímpico de aquel país, en cambio, 52 años son muchos. Son los que hacía que no lograba una medalla de oro en unos Juegos. Más de medio siglo después de que una pareja de remo ganara en Helsinki, la selección de Marcelo Bielsa devolvió el orgullo al país suramericano al lograr la victoria en el torneo de fútbol. Era el único título que le faltaba a la escuadra albiceleste, que en sus dos anteriores apariciones en finales olímpicas había sucumbido, en 1928 ante Uruguay y en 1996 frente a Nigeria. Sólo Uruguay, Italia, Francia y, ahora, Argentina han ganado todos los títulos posibles del fútbol.

Un gol de la figura de 20 años del Boca Juniors Carlos Tévez --pretendido por el Bayern de Múnich-- en los primeros compases del partido (minuto 18) ante Paraguay bastó para que Argentina se asegurara la victoria sobre las mismas bases en las que cimentó su juego durante el torneo. Es decir, una gran eficacia ofensiva y una total seguridad atrás. En los seis partidos jugados en Grecia, Argentina marcó 17 goles y su portero, Germán Lux, no encajó ninguno. Tévez, con ocho tantos --incluido el que valió ayer el título--, fue el máximo goleador del torneo.

SAVIOLA, NO El azulgrana Javier Saviola no jugó tampoco la final. En todo el torneo Bielsa sólo contó 83 minutos con él, en los que marcó un gol. Ayer calentó banquillo, celebró a lo grande el título con sus compañeros, se ciñó la corona de olivo en el podio y salió disparado hacia la Villa Olímpica porque le tocó pasar el control antidopaje, que incluye muestras de orina y sangre. Después voló hacia España para ultimar los flecos de su cesión al Mónaco.

La final no tuvo más historia que la superioridad argentina y las brusquedades paraguayas, que acabaron jugando con nueve por las expulsiones de Emilio Martínez (m. 66) y Diego Figueredo (82).