Tres bombas que explotaron la madrugada del miércoles en un barrio de Atenas, sin producir víctimas, han encendido de nuevo todas las señales de alarmas sobre la seguridad de los Juegos Olímpicos, que deben inaugurarse dentro de 100 días en la capital griega. Aunque las autoridades locales se apresuraron ayer a desvincular el atentado de cualquier movimiento terrorista internacional, atribuyéndolo a un grupo local de extrema izquierda, el incidente ha reavivado la preocupación de muchas de las delegaciones que deben acudir a los Juegos, si bien ninguna de ellas, a día de ayer, había mostrado su intención de renunciar a la cita olímpica.

UNA CUARTA BOMBA Las tres bombas detonaron en un edificio adyacente a la comisaria de policía del barrio de Kalizea, en el sur de la capital griega, en una zona muy cercana a la avenida Singru, donde se alojará parte de la familia olímpica durante los Juegos. Según informaciones oficiales, un desconocido llamó al periódico ateniense Elefterotipia 10 minutos antes de la primera explosión, que se produjo a las 3.55, hora local (2.55 horas en España).

Los dos primeros artefactos, compuestos de un cartucho de dinamita, un temporizador y un detonador, explotaron en un intervalo de cuatro minutos, y el tercero lo hizo media hora después, en una estrategia utilizada frecuentemente por los terroristas para sorprender a los agentes de policía en el lugar de los hechos. Una cuarta bomba fue descubierta dentro de una bolsa y fue detonada de forma controlada. Las explosiones no produjeron víctimas --sólo un policía resultó levemente herido--, pero sí daños materiales en el edificio, que se utilizaba para almacenar objetos confiscados.

Aunque hasta ayer ninguna organización terrorista se había responsabilizado del atentado, la policía griega se apresuró ayer a adelantar la hipótesis de que la autoría correspondería a un grupo doméstico de extrema izquierda sin ninguna conexión con movimientos terroristas internacionales.

TERRORISMO DOMESTICO Un responsable griego de seguridad destacó ayer la similitud entre las bombas de ayer y las utilizadas por un grupo terrorista griego el pasado mes de septiembre contra edificios del tribunal de justicia en Atenas, donde un policía resultó herido. Hace unos días, por primera vez, el Departamento de Estado de EEUU publicó un informe en el que se refiere de forma favorable a los esfuerzos de las autoridades griegas por desmantelar el terrorismo doméstico. Los núcleos de la banda terrorista 17 de Noviembre y de la Lucha Popular Revolucionaria (ELA) --que reivindicó el atentado de septiembre-- se encuentran en la cárcel.

Las autoridades de Atenas se esforzaron ayer por desvincular el incidente del despliegue de seguridad previsto para los Juegos, los primeros de verano que se celebrarán tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, y del sangriento ataque terrorista del 11 de marzo de este año en Madrid. "Estas bombas no tienen nada que ver con la seguridad de los Juegos", aseguró ayer la alcaldesa de Atenas, Dora Bakoyannis, que está de visita en París. Costas Karamanlis, primer ministro griego, calificó así el incidente: "Es un hecho aislado que no afectará a la seguridad de los Juegos Olímpicos".

ENTREVISTA CON RICE El Comité Olímpico Internacional (COI), cuya comisión de seguimiento comienza el lunes su última visita a Atenas, se alineó ayer con esa idea y afirmó en un breve comunicado oficial que no existen implicaciones del terrorismo internacional: "Nada indica que estos incidentes estén ligados a los preparativos de los Juegos Olímpicos de este verano".

El ministro griego de Orden Público, Georges Voulgarakis, en visita de tres días a EEUU, incluirá mañana en su programa una entrevista, en principio no prevista, con la consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice.