Seis victorias en nueve grandes premios. No está mal. Jorge Lorenzo, el campeón de 250cc que quiere renovar su título antes de dar el salto a MotoGP, se volvió a poner las pilas en Assen, la catedral en la que todos quieren consagrarse y ganar, y triunfó a lo grande. De principio a fin. Superando, cómo no, a su rival de toda la vida, el sereno, regular y gris italiano Andrea Dovizioso, subcampeón de dos y medio. Y como Dovi le provocó, como Dovi dudó de él, como Dovi se mofó --cierto, con parecida ironía a la que utiliza, a veces, el mallorquín--, Lorenzo le devolvió ayer la jugada con una celebración con doble sentido. Tras ganar a lo grande, Giorgio utilizó, de nuevo a su doble, deteniéndose en la terraza del bar de la chicane de entrada a la meta de Assen y se tomó una tila. "¿No decía Andrea que en Donington me vio nervioso porque me caí. Pues para demostrarle que estoy fresco y sereno, me he tomado una tila para celebrar la victoria", dijo.