Fernando Torres abandonó ayer por la mañana el hospital coruñés en el que pasó la noche tras perder la conciencia tras un lance con Álex Bergantiños en el partido entre el Deportivo y el Atlético en Riazor. «Por suerte, todo ha quedado en un susto», dijo el delantero colchonero, que pasará unos días en Santiago, en casa de unos familiares, antes de volver a Madrid por carretera, pues el traumatismo craneoencefálico desaconseja viajar en avión.

El Niño chocó en el aire con el defensa gallego y, al caer, su cabeza impactó directamente contra el césped. Vrsaljko y Gabi, que se llevó un mordisco intentando sacarle la lengua para evitar una asfixia, fueron los primeros en atenderle en una situación que no es nueva para el jugador de Fuenlabrada. «Tuve un episodio parecido con la selección hace años. Entonces no recordaba nada de las horas anteriores y posteriores a la acción. Esta vez ha sido menos: recordaba hasta justo antes del choque y luego recuperé el conocimiento en la ambulancia. Gracias a Dios ha sido poca cosa», explicó.

Torres recibió en el hospital la visita de varios jugadores del Depor, entre ellos Bergantiños, y del técnico Pepe Mel. El delantero tranquilizó al defensa: «Estuve con Álex, estaba preocupado, pero son cosas del fútbol y nos puede pasar a todos. quiero agradecer a todos, a mis compañeros, del Atleti y del Depor, la reacción que tuvieron. A los aficionados también, por su reacción y por las muestras de apoyo en las redes sociales». Torres deseó «suerte» al Depor.