Hay un deporte que deja graves secuelas en el cerebro de aquellos que lo practican. Ese deporte es el que goza de la reputación de ser el evento deportivo más seguido del planeta cada año a través de la Superbowl, pero tiene un lado oscuro. Últimamente muchos se han apuntado a un debate que lleva ya más de tres años en la palestra y que se intensificó tras la película 'La verdad duele' ('Concussion', en su versión inglesa). La película, protagonizada por Will Smith, cuenta la historia del doctor Bennett Omalu, un patólogo forense que se enfrentó cara a cara a la NFL para denunciar que los jugadores de fútbol americano padecían lesiones cerebrales crónicas fruto de su actividad.

La lesión cerebral más común entre los jugadores de fútbol americano es la encefalopatía traumática crónica (ETC) que ahora ha sido estudiada por un grupo de investigadores de la Boston University School of Medicine. Este equipo, con la doctora Ann Mckee a la cabeza, ha contado con los cerebros de 202 exjugadores de fútbol americano de diversos niveles que han donado su cuerpo a la ciencia. Este estudio, que nace de una colaboración entre el VA Boston Healthcare System, la Boston University School of Medicine y el Instituto de la Herencia deportiva (Sports Legacy Institute), permitió crear un banco de cerebros que ayudase a comprender los efectos a largo plazo de un trauma craneoencefálico continuado producido a través del deporte o del contacto militar.

El estudio ha arrojado datos preocupantes para el deporte que más norteamericanos mueve a los estadios. Entre los 202 donantes estudiados, la ETC se diagnosticó en 177 de ellos, lo que supone un 87% del total. Además, a la ETC le acompaña una estadística aún más preocupante: la edad media de la muerte de estos atletas era de 66 años (con un rango entre los 47 y los 76 años). Teniendo en cuenta que la esperanza de vida del americano medio es de 78,8 años -según datos de 2016 del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS en inglés)- esto supondría una reducción en la esperanza de vida de 12,8 años de media en aquellas personas que han practicado fútbol americano durante un periodo prolongado, que en la media del estudio era de unos 15 años.

Quizá el dato más importante es que de los 111 jugadores de la NFL incluidos en el estudio, 110 habían sufrido en vida la ETC, según ha desvelado el estudio post mortem de sus cerebros. Esta cifra supone el 99% de los jugadores estudiados, por lo que parece haber una estrecha relación causa-efecto entre el deporte y esta lesión.

LA REACCIÓN AL ESTUDIO

La NFL contestó a este estudio a través de Sports Illustrated: "Apreciamos el trabajo realizado por la doctora McKee (directora del estudio) y sus compañeros por el valor que añaden al estudio de la ETC. Los casos de estudio que se han compilado en esta investigación son importantes para avanzar más en la ciencia y en el progreso en todo lo relacionado con el traumatismo craneoencefálico. La comunidad médica y la científica se beneficiarán de esta publicación, y la NFL continuará trabajando con un gran grupo de expertos para mejorar la salud de los jugadores actuales y de los exjugadores. Como han apuntado los autores del estudio, aún quedan muchas preguntas sin resolver respecto a la causa, la incidencia y la prevalencia de los efectos a largo plazo del traumatismo craneoencefálico, como puede ser la ETC. La NFL está comprometida con el apoyo de la investigación científica en ETC y en el progreso en la prevención y tratamiento de las lesiones cerebrales. En el 2016, la NFL destinó 100 millones de dólares a apoyar investigaciones médicas independientes y avances en la ingeniería de la neurociencia. Esto más los 100 millones de dólares que la NFL y sus patrocinadores se gastan en investigación neurocientífica y médica".

LOS JUGADORES

La NFLPA (Asociación de jugadores de la NFL) no se ha pronunciado aún sobre este estudio en concreto, pero en mayo de este 2017, anunció una campaña con el título: 'Tu mente, tu cuerpo, tu salud'. Esta campaña buscaba crear una plataforma para que los jugadores, las familias y su gente cercana compartiesen historias reales que les ayuden a mejorar su estado mental, físico y emocional. La campaña también quería corregir la falta de información sobre la ETC y desmontar algunos mitos.

La encefalopatía traumática crónica es una enfermedad neurodegenerativa provocada por una lesión cerebral traumática que se repite con o sin síntomas. Estas lesiones se producen por los golpes y contusiones propias de los deportes de contacto como el fútbol americano, el boxeo o el hockey sobre patines, entre otros.

La enfermedad suele cursar en tres fases: durante la primera existen trastornos afectivos y síntomas psicóticos. En la segunda se comienza a manifestar una cierta inestabilidad social, se presenta pérdida de memoria e incluso se muestran los primeros síntomas de Parkinson. La tercera etapa se completa con una disfunción cognitiva general que afecta a todas las habilidades del individuo. A esto le acompañan síntomas de Parkinson más agravados y anomalías en el habla y en la manera de caminar. Además también se suelen presentar síntomas de depresión, vértigo, sordera o cefalea crónica.

EXIGENCIA Y DUREZA

La vida deportiva media al máximo nivel de un deportista de la NFL es de unos 3,3 años- según datos de la NFL, pero esta se incrementa a 6 años si el jugador es parte de la plantilla principal el primer día en partido oficial como 'rookie'.

Hay que tener en cuenta que los equipos de NFL tienen una pretemporada en verano y posteriormente comienzan su temporada regular que se desarrolla entre septiembre y diciembre. En esos 4 meses , los equipos juegan 16 partidos dentro de su división con una jornada de descanso para cada equipo. Esto es así por la dureza del juego, que deja a los jugadores molidos tras cada encuentro, por lo que deben recuperar bien para volver a jugar otra vez.

No es de extrañar que, el año pasado, el jugador de los Ravens de Baltimore, Eugene Moore, anunciase su retirada a los 29 años y asegurase estar “aterrorizado” por las graves consecuencias en materia de salud que su deporte podría haberle provocado. El solo se unía a una larguísima lista de jugadores que lo dejaban en lo más alto de su carrera por el miedo a seguir sufriendo golpes que agravasen su condición física.

Por desgracia hay jugadores como Junior Seau y Dave Duerson que se han suicidado por su situación personal, derivada de esta enfermedad, que les fue diagnosticada en la autopsia, el único lugar donde hasta ahora se puede diagnosticar esta condición, ya que se requiere extraer muestras del tejido cerebral del paciente.

Y son muchos más los jugadores de fútbol americano que están más que preocupados por su salud y por el riesgo que comporta un deporte en el que se ven choques brutales y en el que las protecciones en torso, cabeza y piernas no salvan del fuerte impacto que se provoca en el terreno de juego.