La organización del Tour dio ayer el mayor golpe de efecto en la lucha contra el dopaje de toda la historia. A la organización de la prueba no le tembló el pulso al forzar a los equipos con corredores implicados en la trama de dopaje desarticulada en España a que expulsaran de la carrera a los ciclistas que supuestamente habían utilizado los métodos y sustancias prohibidos de Eufemiano Fuentes, el principal responsable de la organización ilegal desmantelada por la operación Puerto. Jan Ullrich, Ivan Basso, los dos máximos favoritos a la victoria final, ya están en su casa, al igual que Oscar Sevilla, Paco Mancebo y todo el equipo Astaná de Manolo Saiz.

Los nombres de estos ciclistas figuraban con graves acusaciones en el informe de 47 páginas que la Federación Española de Ciclismo remitió a su homóloga francesa, en la noche del pasado jueves. Este escrito, elaborado por la Guardia Civil con el visto bueno de la Secretaría de Estado para el Deporte y el Ministerio del Interior, llegó al Tour a los pocos minutos de recibirse en la sede federativa de París.

RESISTENCIA El T-Mobile fue el primer equipo en reaccionar. A las 9 de la mañana, Ullrich, Sevilla y Rudy Pevenage, el director, abandonaron el hotel de concentración en Estrasburgo. A las 10 de la mañana se convocó una reunión entre los equipos participantes y la dirección del Tour. Allí ya empezó a comprobarse lo que sucedió más tarde. La resistencia del Astaná-Würth, el equipo de Manolo Saiz, implicado en la trama, a abandonar la prueba, a pesar de tener nada menos que a cinco ciclistas en la lista negra: Joseba Beloki, Sergio Paulinho, Isidro Nozal, Allan Davis y Alberto Contador. Hasta las 20.30 horas no aceptaron los hechos.

El CSC esperó a leer la parte del informe que implicaba a su jefe de filas. Josean Fernández Matxin, director del Saunier Duval, hizo de traductor a Bjarne Riis, técnico del CSC, en la lectura de los papeles de Madrid, durante la reunión de equipos. A Riis solo le bastaron unos párrafos para afirmar: "Hay que aplicar el código ético". Allí quedó sentenciado Basso, que horas después dejaba Estrasburgo.

DESAFIO A LEBLANC En la reunión, Vincent Lavenu, mánager del AG2R, se comprometió a retirar a Mancebo. "Esta situación constituye una enorme decepción personal por el esfuerzo financiero y humano que hicimos para contratar a Mancebo", afirmó el técnico francés. El ciclista abulense se fue a su apartamento de Ginebra después del almuerzo. "Si todos tuviéramos que cumplir el código ético, sólo Leblanc podría correr el Tour", se defendió muy enfadado, en alusión al director general de la prueba.

El Tour defendió la tolerancia cero en materia de dopaje. "Nuestra voluntad es reafirmarnos contra el dopaje. El ciclismo es un deporte maravilloso, de grandes campeones. Pero sin la presencia del dopaje", proclamó Christian Prudhomme, director del Tour.

"Todos los equipos hemos decidido no reemplazar a los ciclistas expulsados como medida de fuerza para demostrar nuestra voluntad de lucha contra el dopaje", afirmó Patrick Lefévére, mánager del Quick Step belga, en nombre de las escuadras inscritas. Pero no todos los equipos se mostraron a favor de no reemplazar a los implicados. El Astana-Würth se mantuvo siempre receloso, hasta el punto de que la dirección del Tour, a media tarde, pasó la lista provisional de participantes, sin los excluidos, pero reservando al conjunto de Saiz la plaza 21 con los dorsales del 201 al 209 y una inscripción escrita a mano y en francés: "En attente" (a la espera).

DORSAL A BELOKI En la lista hasta otorgaron dorsal a Beloki (203) y al resto de ciclistas del equipo cuyos nombres figuraban en la lista negra. La Unión Ciclista Internacional (UCI) mantuvo una posición blanda y distante a la del Tour y los equipos. "La UCI sostiene que la implicación en el sumario no significa que los ciclistas citados hayan cometido una violación antidopaje". A las 20.30, por fin, apareció la lista definitiva del Tour. El Astana ya no estaba. Sólo disponía de cuatro ciclistas sin cargos. Insuficientes. 176 corredores parten hoy de Estrasburgo.

Si se pregunta si el Tour está limpio, es muy dificíl apostar por el sí como única respuesta viendo los antecedentes que han azotado al ciclismo, sobre todo estos últimos años. Pero, al menos, se ha dado el golpe más eficaz contra el dopaje en la historia del Tour y del ciclismo. Como mínimo hay que dar un voto de confianza a los supervivientes.