Se nota a la legua que son amigos, que han jugado juntos y que se divierten, sea donde sea, tanto en el campo como fuera. Y que, además, esa complicidad viene de largo y que desprende un aroma sanísimo. Futbolísticamente, el trío Mario Vecino-José Antonio Marcos-Sergio Contreras vivió su particular cénit en la temporada 2011-2012. Fue con el Diocesano en la División de Honor juvenil.

Seis campañas después, militan en el Dioce de Tercera disfrutando de distinta manera de la experiencia, placentera también. El contexto ahora es distinto: lo de ahora no es nada comparable a aquella aventura, en la que, además, eran prácticamente unos adolescentes.

Nada de ‘cenicienta’

Y es que en el debut colegial en la élite, en el que los tres fueron positivos protagonistas, acabaron cuartos, un puesto impensable. «Nadie lo esperaba. Era impensable. Todo el mundo creía que nos iban a dar por todos los lados; se suponía que éramos la cenicienta del grupo…», dice José Antonio, el más locuaz. Sin embargo, estuvieron a un tris de jugar la Copa, pero pudieron fallar las fuerzas al final, además del talento de un tal Mariano que, en un Dioce-Madrid, culminó un remontada con un 4-5 en el minuto 93. Los otros dos asienten y miran hacia atrás con orgullo. «Fue un gran año», añaden, como siempre cómplices.

Mario (Plasencia, 10 de junio de 1993) estudia su último año de Historia del Arte; José Antonio (Cáceres, 3 de julio de 1993) es maestro y Sergio (Cáceres, 15 de octubre de 1994) es licenciado en Ciencias del Deporte. «Tenemos un grupo de watsap y hablamos 13-14 y cuando podemos quedamos aquí en Cáceres», explican los futbolistas en su conversación con este diario, que los reunió en su sede central.

En ese tremendo equipo estaban Burgui (que fue directamente al Madrid Castilla, de ahí al Espanyol, el Sporting y este año en el Alavés), Isma Cerro (también en la cantera del Madrid, después Racing de Santander y actuamente en el Sporting B) y Teto (Valladolid B y los dos útimos años en el Coria), especialmente valorados en su momento por el talento que exhibían. «Nosotros corríamos para ellos», dice uno de ellos entre risas del resto. Hablan en tono de broma, claro, porque el secreto de aquel conjunto era su cohesión grupal.

«Teníamos un gran equipo. Cuando cogimos confianza y empezamos a ganar y ganar sabíamos que le podíamos ganar a cualquiera», reflexiona Mario Vecino, desde luego un futbolista no exento de calidad. «Éramos chavales que se nos lo pasábamos muy bien», añaden. «Disfrutábamos mucho», subraya. Pasado el tiempo, en Tercera, no es igual. Todo tiene su tiempo y su espacio y las circunstancias. «No es lo mismo; entonces se podía jugar mucho mejor al fútbol; ahora es más difícil», dice José Antonio, centrocampista completísimo, lo contrario que Mario, de corte más técnico. Sergio Contreras, un central imponente por superar de largo el 1’90, parece el más tímido, y añade que «evidentemente, el fútbol es diferente ahora».

Confianza plena

Ante el derbi del próximo domingo en la Ciudad Deportiva, el trío coincide que no será un partido más, pero que en lo estrictamente competitivo puede suceder de todo. «Tras haber ganado a equipos como Azuaga o Don Benito, podemos liarla. No hay miedo», dice Sergio Contreras que, con problemas físicos, puede perderse el encuentro. «Tenemos que ir con la mentalidad de poder ganar. No tenemos nada que perder, ya que en la tabla estamos bastante bien y no hay presión», sostiene José Antonio Marcos. «Vamos a ir sin complejos: el Cacereño y el Diocesano son de la misma categoría, la Tercera División, no tenemos nada que perder y hemos de salir como en el resto de los partidos, que no nos está yendo mal hasta el momento».

Por supuesto, los tres creen que será un partido especial. Todos ellos recuerdan haberse enfrentado al Cacereño «en categorías inferiores», pero el de la Ciudad Deportiva del domingo desde las 16.30 horas será, evidentemente, radicalmente distinto. Y allí estarán ellos, los históricos miembros del ‘Dream Team’ del Diocesano.