Si alguien puede hablar con propiedad del equipo que está haciendo el Nissan Al-Qazeres para la próxima temporada es Víctor Lapeña. Tres de los cuatro fichajes que se han anunciado estuvieron bajo sus órdenes en la última campaña en el Mann Filter de Zaragoza, que terminó tercero de la Liga Dia.

Lapeña logró sacar un gran rendimiento de Gaby Ocete, Pao Ferrari y Shacobia Barbee, protagonistas de un trasvase que está dando mucho que hablar en el baloncesto femenino español. Su conclusión es contundente: «son tres joyas». «Han rendido muy bien juntas. Gaby y Pao se conocen a la perfección y Coby se adaptó perfectamente a las condiciones de ambas. Falta por ver el juego interior, pero ellas tres son una garantía en la línea exterior», analiza.

En su opinión, «primero es importante estudiar bien qué tipo de juego tienen y adaptarlo al tipo de entrenador que seas. A Pao y Gaby ya las conocía y eso fue una ventaja. Hay que escucharlas sobre todo a ellas dos, porque a Coby todo le va a parecer bien si hace su juego». Eso sí, lanza una advertencia: «No siempre se les puede dar todo lo que ellas quieran. Hay que tenerlas un pelín… Si lo damos todo fácil, las malacostumbramos». Ahora ese reto será para Jesús Sánchez, sustituto de Jacinto Carbajal en el banquillo cacereño.

Exigencia mutua

Bajo su experiencia, la base Ocete y la escolta Ferrari abren un diálogo con el entrenador «y son las primeras que te exigen. Siempre te preguntan por lo que estamos haciendo porque quieren ganar. Su nivel de competitividad es muy alto y eso hace que se contagie a todo lo que rodea. En esa línea se entrena muy bien con ellas».

Por lo que asegura, «no es difícil la convivencia con ellas», pero al tiempo pone sobre aviso de que «tampoco es fácil que ‘compren’ tu libreto. Has de convencerlas. Con Barbee ocurre lo mismo, pero de otra manera».

Por lo que parece, el equipo extremeño tendrá la próxima temporada una estructura similar a la del Mann Filter, con un núcleo principal de seis-siete jugadoras que lleven el peso del juego --íntegramente profesionales-- y el resto, canteranas. Lapeña explica cómo es el funcionamiento interno así: «A mí me hubiese encantado tener diez jugadoras del nivel de ellas para competir con Perfumerías Avenida y con Girona, pero es algo que marca el presupuesto. Todo depende también de la confianza en lo que fichas. Hay una dosis de valentía porque tienes que esperar que no haya problemas de lesiones. El Mann Filter era un club de cantera en el que queríamos que los minutos saliendo desde el banquillo los tuviesen jugadoras de la casa, no fichajes de fuera. Y salió muy bien».

El técnico, que acaba de dejar el club maño para dirigir al Nadezhda ruso, desvela que en su última temporada en Zaragoza «hubo mucha química» y que «las jugadoras se emplearon a fondo».

Respecto a los objetivos, considera lógico pedirle al Al-Qazeres «ilusionarse con estar en los ‘playoffs’ y en la Copa de la Reina, sobre todo ahora que van a entrar los ocho primeros», pero lo que recomienda sobre todo es que el Al-Qazeres «disfrute sin presión, porque algo que hacían las mías es que salían a pasárselo bien».

Pero todo es relativo, claro. «Está muy bien que hayan fichado a la línea exterior, pero no han comprado el equipo. En cada sitio otro un modo de hacer las cosas y otras compañeras. No creo que el Al-Qazeres se vaya a parecer al Mann Filter porque tiene un entrenador diferente y otras pívots», concluye.