Tricampeón. Quien quiera leer el palmarés de Roland Garros deberá leer tres veces el nombre de Rafael Nadal. El último en conseguirlo hasta ayer era el sueco Bjorn Borg, que ganó seis títulos en París y que encadenó cuatro seguidos entre 1978 y 1981. A sus 21 años de edad, Nadal demostró estar condiciones de ponerse pronto a la altura de Ice Borg, como se conoció al tenista nórdico. De momento, ha ganado tres consecutivos y sigue sin conocer la derrota en París en 21 partidos disputados. Borg ganó su serie en la segunda oportunidad, después de haber fallado en el primer intento tras ganar los títulos en 1974 y 1975.

El triplete de Nadal no fue fácil. En la final estaba por segundo año consecutivo Roger Federer, también con una cita pendiente para la historia. El tenista suizo soñaba con vencer al fin en Roland Garros y encadenar de corrido los cuatro Grand Slam, después de ganar en Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos en el 2006 y a principios de temporada, el Abierto de Australia.

Pero Nadal le dio con la puerta en las narices al vencerle ayer por 6-3, 4-6, 6-3 y 6-4. No solo eso. Además le dejó muy claro que mientras él tenga las llaves de la central de la Philippe Chatrier, Federer va a tener que ir pensando en otros récords para buscar alicientes a su increíble carrera deportiva. Ayer, por segundo año, el número 1 del mundo tuvo que inclinar la rodilla ante el "Rey de la tierra", como lo presentó el brasileño Gustavo Kuerten, que le entregó la Copa de los Mosqueteros. Una copa que Kuerten también conquistó tres veces (1997, 2000 y 2001) y por la que prometió que volvería a París el próximo año si se recupera de su lesión de cadera. Ayer, sentado en primera fila el palco, con un impecable traje gris y un sombrero blanco, el exnúmero 1 del mundo debió removerse en más de una ocasión de la silla viendo la impotencia de Federer.

ARROGANTE Por tercera vez, el tenista suizo se estrelló en París contra Nadal. Un muro cada vez más alto, no solo en la pista sino mentalmente en su cabeza. "Si hubiese ganado hoy, no habría tenido otros retos que lograr. Ahora el objetivo sigue abierto, y si algún día lo consigo tendrá un sabor más dulce", dijo Federer, en un intento por consolarse. Una respuesta algo arrogante y que no le ayudará en el futuro a conquistar una misión que, a sus 26 años de edad, cada día va a resultar más dura.

"No tengo el sentimiento de que Nadal sea imbatible. Los otros pueden superarle y yo lo he hecho en otras ocasiones. Esta derrota ha sido dura porque pensaba que podía ganarle. Pero no voy a matarme", reflexionaba, con un gesto serio, ante unos periodistas que lo martilleaban con las mismas dudas que en esos instantes debían pasar por su cabeza.

Unas dudas que no tuvo Nadal para conquistar la victoria más importante y difícil de su carrera. El tenista manacorense salía con la ventaja de pisar un territorio en el que es mejor. Pero Nadal también tuvo que soportar la tensión de jugar algo más que una final. Si Federer se jugaba el Grand Slam, Nadal tenía la oportunidad de hacer un triplete histórico en Roland Garros. No solo eso, Nadal podía convertirse en el primer jugador de la historia que tres años seguidos levantaba la copa en Montecarlo, Barcelona, Roma y París. Increíble, pero cierto.

Nadal sabía lo que quería al entrar ayer en la pista y no se amilanó cuando los 15.000 espectadores que abarrotaban la central ovacionaron al rival que seguía sus pasos. La actitud con la que encararon los dos campeones su destino fue lo que marcó la diferencia y decantó la victoria del lado del más fuerte.

APRENDER LA LECCION "Para ganar hay que sufrir", le dice siempre su tío Toni Nadal y eso fue lo que ayer hizo en la pista. Nadal se puso el mono de trabajo como si estuviera en una primera ronda: "He jugado partidos más buenos otras veces, pero hoy estoy orgulloso porque he aguantado y he estado serio". A Federer le habría ido bien tomar ejemplo. Si quiere tener alguna opción en el futuro, debería dejar a un lado su orgullo; de lo contrario parece destinado a seguir los pasos de Pete Sampras que tampoco ganó en París y al que aspira a superar en títulos de Grand Slam. El estadounidense se retiró con 14 y Federer lleva 10 en su cuenta.