ESPAÑA: Casillas; Ramos (Arbeloa, m. 74), Puyol (Albiol, m. 17), Marchena, Capdevila; Senna (Alonso, m. 58); Iniesta, Xavi, Cesc (Luis García, m. 68), Silva (Riera, m. 58); Torres (David Villa, m. 46).

ITALIA: Buffon; Panucci (Zambrotta, m. 68), Cannavaro, Materazzi (Barzagli, m. 46), Grosso; Perrotta (Aquilani, m. 61), Pirlo (Gattuso, m. 46), De Rossi, Camoranesi; Di Natale (Iaquinta, m. 75), Luca Toni (Borriello, m. 46).

GOLES: 1-0, Villa (m. 78).

ARIBTRO: Fritz Stuchlik (AUT). Enseñó tarjeta amarilla a Materazzi, Grosso, Villa, Luis García y Capdevila.

Después del subcampeón le llegó el turno al campeón del mundo. España también logró ganar a Italia con un golazo de Villa. Un triunfo de mucho prestigio que refuerza la autoestima del equipo español ante la Eurocopa que viene y reafirma su apuesta por una idea de juego que pasa por el buen trato del balón y el desarrollo de una irrenunciable apuesta ofensiva. Si estas victorias han servido de algo, ya se verá, pero ahora nadie podrá evitar que el conjunto español cuente entre los favoritos.

Después de haber renegado de su ideario en el amistoso contra Francia, la selección española volvió a lo que sabe hacer, a apropiarse de la pelota y a intentar moverla con velocidad en busca de espacios. No puede ser de otra forma con la cosecha de centrocampistas que administra Aragonés, aunque enfrente estuviera nada menos que Italia. O precisamente por eso, porque el equipo italiano ha vuelto a reinar en el universo fútbol como un maestro del repliegue, la estrategia, la presión y la búsqueda del factor sorpresa.

Con Roberto Donadoni al mando, Italia tampoco se inquieta por el hecho de que el rival se apropie de la pelota, la acune y sume minuto tras minuto de posesión. Es una estadística a la que nunca conceden la más mínima importancia, conscientes de que siempre encontrarán ese par de oportunidades necesarias para decir un partido, suficiente siempre que el contrario sume una menos. Iniesta, Xavi, Cesc y Silva, con Torres solo en punta, eran conscientes de que las posibilidades de abrir huecos tendrían que llegar por la vía del estilismo al que tuvo que entregarse su entrenador para soñar con alcanzar el podio en la cita continental.

Italia tiene a Pirlo y a De Rossi, lo que le garantiza un mínimo de aseo a la hora de dar salida al balón, pero está más a otro tipo de cosas. A afinar, por ejemplo, sus oportunidades a balón parado, como la falta con la que Pirlo habilitó a Toni para batir a Casillas con un cabezazo inapelable. El árbitro anuló el tanto por un fuera de juego muy sospechoso, España se dio prisa en reanudar el juego, Torres corrió bien la banda izquierda, pero Silva remató alto en buena posición. Un aviso del que tomó nota sobre todo Materazzi, que cortó por lo sano la segunda intentona del delantero del Liverpool unos minutos después. Torres pudo seguir en el campo, no como Puyol, que lo había abandonado poco antes a causa de una contusión en la tibia derecha.

CONCENTRACION España siguió a lo suyo, sin perder la concentración, y su paciencia estuvo a punto de encontrar premio en un pase de Xavi a la espalda de los centrales hacia Silva, que dejó atrás para que Torres conectase un duro remate que repelió Buffon. El rechace le fue a Cesc, que no acertó a remachar. Mejor lo hizo el centrocampista del Arsenal al borde del descanso, con un gran tiro raso que obligó a Buffon a estirarse al máximo para sacar a córner.

Tras el susto de un disparo de Camoranesi al larguero de Casillas al comienzo del segundo tiempo, España pasó por una fase de desconcierto antes de que Cesc volviera a encontrarse con la posibilidad de abrir en el marcador.y el árbitro mirase hacia otro lado en un posible penalti a Luis García. La gente empezó a acordarse de Raúl. La respuesta de Villa fue espectacular. Aprovechó un mal despeje de Cannavaro para empalmar un zurdazo que llevó el balón a la escuadra (m. 78). Nadie volvió a acordarse del ´7´ madridista.