CAJA RIOJA - 64: Alfredo Ott (2), Edward Santana (6), Ricardo Busciglio (7), Sidao Santana (4), Quique Suárez (14) --cinco inicial-- Chavis Holmes (13), David Mediano (0), Ibon Carreto (8), Borja Arévalo (4), Alberto Rodríguez (2), Juan Francisco Herrero (4).

PLASENCIA EXTREMADURA - 65: Sergio Soria (7), Martín Calvo (8), Pablo Almazán (4), Marko Sekulic (10), Añaterve Cruz (17) --cinco inicial-- Geoffrei Silvestre (8), Miguel Conejero (2), Javier Zalvide (2), Jonathan Barceló (7).

ARBITROS: Terreros y Pombo.

MARCADOR POR CUARTOS: 15-23, 28-34, 48-48 y 64-65.

Un triple inverosímil controvertido por Sekulic sobre la bocina permitió al Plasencia Extremadura llevarse la victoria de Logroño (64-65). Los locales reclamaron que el lanzamiento del jugador placentino había sido posterior al bocinazo final, pero los colegiados no lo consideraron así, y los extremeños consiguieron un laborioso triunfo ante Caja Rioja.

El Plasencia salió motivado, imprimiendo mucha intensidad y aprovechando los despistes defensivos del rival (0-8). Sería la misma diferencia que habría al final del primer cuarto (15-23).

El segundo periodo fue una historia totalmente opuesta. Jesús Sala secó a Plasencia con alternancias defensivas y su equipo se acercó mucho (26-39, 28-31). En la última jugada antes del descanso, Sekulic ya avisó de lo que ocurriría al final con un triple sobre la bocina (28-34).

Sin embargo, en el tercer cuarto el Plasencia aumentó sus dudas y entre Quique Suárez e Ibon Carreto igualaron primero el choque (48-48, min. 30) y luego pusieron por delante a los riojanos (59-54, min. 36).

El fuerte ritmo permitió a los logroñeses robar cuatro balones y lograr canastas fáciles. Un nuevo hurto de Borja Arévalo a falta de veinte segundos ponía el 63-60, ventaja que enjugaba Zalvide desde el 4,60 de la personal (63-62). Con siete segundos y balón para Caja Rioja, falta rápida sobre Holmes, que solo encestaba un lanzamiento de tiro libre. Tras el saque desde el fondo, asistencia de Almazán y Sekulic que fulmina desde el 6,25 con un lanzamiento inverosímil. Edward Santana le defendía y el balcánico apenas se mantenía erguido cuando anotó.