Hace cinco días, José Manuel Calderón tomó un vuelo Toronto-Londres-Madrid que le llevó de vuelta a España tras haber estado en Canadá desde comienzos de octubre. Concedió su última entrevista a EL PERIODICO EXTREMADURA unas horas antes de dirigirse al aeropuerto para facturar, junto a su mujer y su cuñada, siete maletas repletas.

Apenas había tenido tiempo para preparar la mudanza y resolver diferentes asuntos administrativos. Como él reconoce, sus últimas horas en Toronto fueron tan ajetreadas como lo la temporada recién concluida para los Raptors. "Todo se ha pasado muy rápido. Ha sido una temporada muy corta, de sólo seis meses, pero con muchos partidos y muchos viajes. La verdad es que ya necesitaba un poco de descanso, para estar tranquilo unas semanas y luego unirme con fuerzas a la selección", comenta Calderón.

Y, tras apurar un silencio de apenas un par de segundos, sentencia: "Digamos que la temporada ha sido corta pero larga". Después de 82 partidos y más de 40 viajes a Estados Unidos, no es de extrañar que el extremeño acuse la intensidad de la liga en su debut. Tampoco resulta difícil advertir en sus palabras cierto alivio tras la mala experiencia de su lesión de tobillo. Para alguien que dejó su ciudad a los 13 años para dedicarse al baloncesto en cuerpo y alma, los problemas físicos que arrastró desde diciembre supusieron sus peores momentos en Toronto.

La lesión

Ahora reconoce abiertamente que "cuando estaba lesionado los días se me hacían más largos, porque no podía entrenar ni hacer lo mismo que el resto del equipo". A diferencia de los futbolistas en España, que pueden tratarse de sus lesiones en sus países de origen en la NBA los jugadores tienen siempre la obligación de permanecer junto al equipo. Así que, en lugar de unas minivacaciones comiendo jamón con la familia, Calderón ha tenido que tragarse miles de kilómetros de costa a costa.

En cualquier caso, el balance de su experiencia en la NBA es francamente positivo. Preguntado por algo que destacar, el villanovense lo dice muy claro: "Todo". El verano pasado calibró con mucho cuidado las ofertas de varios equipos y ahora se alegra de su decisión de fichar por los Raptors. "He disputado 20 minutos de media por partido y he demostrado que estoy capacitado para jugar aquí. Estoy muy contento de la decisión que tomé", explica.

Tanto el público como la prensa están satisfechos con el rookie español, aunque él es consciente de que hay parcelas de su juego por pulir. "Ahora sé lo que tengo que mejorar", dice refiriéndose a su tiro exterior. El resto de sus facetas, especialmente su capacidad de dirigir y dar asistencias, le aseguran un brillante futuro en la mejor liga del mundo.

Sus números han sido 5,5 puntos y 4,5 asistencias por partido, registros que deberá superar en su segundo año en Toronto. Los 6 puntos y 9 asistencias que firmó hace un par de semanas ante Detroit, el gran favorito al título, demuestran que aún tiene margen de mejora. Otros no han tenido su misma suerte, como es el caso de Arvydas Macijauskas, su compañero el año pasado en el Tau Vitoria. Estrella de la ACB y campeón de Europa con Lituania en 2003, apenas ha disputado 19 partidos con los Hornets de Nueva Orleans. Y Sarunas Jasikevicius, ganador en los tres últimos años de la Liga Europea, se ha quejado recientemente por el hecho de no ser titular en los Indiana Pacers.

La adaptación

Preguntado por los problemas de adaptación, Calderón reconoce que al principio resultó duro "porque en Europa estamos acostumbrados a jugar de otra forma. En la ACB, por ejemplo, cada partido es muy importante, y aquí no hay tiempo para quejarse por la derrota porque hay 82 encuentros por delante". Aunque confiesa que "a nadie le gusta perder", reconoce que ya se ha adaptado al frenético ritmo de una liga "en la que, con tantos partidos, te da tiempo a subir, bajar, subir otra vez... Todo es cuestión de rachas".

Tiene muy claro que no basta con acreditar calidad, sino que la clave está "en saber decidir cuándo dar el salto, y elegir el equipo adecuado para cada uno". Preguntado acerca del posible desembarco en la NBA de españoles como Juan Carlos Navarro o Rudy Fernández, el de Villanueva de la Serena mantiene la misma respuesta. "Hay que saber el equipo al que se va porque, a menos que seas un superdotado, como Pau Gasol, corres el riesgo de fracasar".

"En el puesto de base tienes que organizar, tienes que hablar con los compañeros, tienes que mandar. Quizá para los pívots que vienen de Europa sea algo más fácil porque su rol es muy especializado", explica Calderón, aunque también se inclina por afirmar que "cada posición en el campo conlleva al final la misma dificultad".

El extremeño no sabe aún si vendrá en verano a Toronto para participar en las ligas de verano de julio, algo que dependerá de la decisión que tomen los Raptors. De momento, no tiene previsto volver a Canadá hasta finales de septiembre, cuando se reincorporará a un equipo que