En la cuerda floja anda Unai Emery desde el miércoles por la noche, señalado por casi todos en Francia como el principal responsable del estropicio del PSG en el Bernabéu, donde sucumbió por un doloroso 3-1 después de dar una imagen más que aceptable durante buena parte del duelo. Pero las decisiones del entrenador español, especialmente la de cambiar a un delantero centro, Cavani, por un lateral derecho, Meunier, una apuesta más que conservadora cuando el equipo francés tenía controlado el encuentro y medio tocado al Madrid, ha desatado una avalancha de críticas hacia el preparador. Emery, por ahora, mantiene la confianza de Nasser Al-Khelaïfi, dueño del equipo, por lo menos hasta el 6 de marzo, cuando se juegue la vuelta en el Parque de los Príncipes.

«Claro que creo en mi entrenador», afirmó Al-Khelaïfi tras el castañazo del Bernabéu, apelando al potencial de su equipo -«podemos eliminar al Madrid»-. No habló nada el multimillonario jeque de las decisiones que tomó su entrenador antes y durante el partido, pero su apuesta por el once titular que saltó al Bernabéu y las modificaciones que hizo luego fueron criticadas por la prensa, en general, y también por algunos jugadores, en particular.

En el lado opuesto está Zidane. Cuestionado por el tortuoso caminar del Madrid en Liga, la victoria del miércoles le ha permitido recuperar el crédito entre sus jugadores y el madridismo.