Unicaja (23+17+13+27): Cabezas (2), Bremer (17), Risacher (13), Garbajosa (17), Vázquez (9) -cinco inicial-, Herrmann (7), Tabak (-), Pietrus (2), Sánchez (4) y Rodríguez (9).

Real Madrid (14+20+18+24): Bennett (17), Bullock (28), Sonko (8), Reyes (2), Burke (8) -cinco inicial-, Fotsis (2), Gelabale (8), Hervelle (-) y Herreros (3).

Arbitros: Martín Bertrán, Arteaga y Pérez Pérez. Excluyeron por personales a Sonko (m.32). Señalaron técnica al entrenador del Unicaja, Sergio Scariolo, por protestar (m.3).

Incidencias: Encuentro correspondiente a la final de la LXIX edición de la Copa del Rey disputada en el Pabellón Principe Felipe ante unos 10.500 espectadores. Jaime Lissavetzski, secretario de Estado para el Deporte, hizo entrega del trofeo de campeón al capitán del Unicaja, Garbajosa, elegido MVP de la Copa.

Jorge Garbajosa abandonó Treviso el verano pasado para regresar a su tierra, al baloncesto español, y en unos cuantos meses ha justificado más que de sobra el esfuerzo del Unicaja para ficharle dándole el primer título de Copa de la historia, con un excelente partido frente al Real Madrid en la final y otras dos grandes actuaciones en cuartos y semifinales.

El Madrid, que no había peleado por el título desde Málaga 2001, seguía gafado en la Copa, un torneo que se le resiste desde 1993. Romay sigue siendo el último jugador que ha levantado el trofeo para el club madrileño.

El equipo malagueño, con la tensión al máximo y avivado por la posibilidad de levantar el primer trofeo del club en la era ACB, voló sobre la pista durante los dos primeros cuartos. El Unicaja no escondió nada y en vez de esperar su oportunidad como en la semifinal contra el Pamesa Valencia salió a por todas.

Los blancos, más cerebrales, al menos en apariencia, encomendaron al estadounidense Bullock la misión de mantener la nave a flote. El norteamericano le creaba un sinfín de problemas a Cabezas y anotó nueve de los once primeros puntos blancos (9-11).

La erupción ofensiva del francés Stephane Risacher dio el primer empujón serio al conjunto andaluz. Risacher transformó ocho puntos entre el minuto cinco y el diez y abrió la caja de los truenos para un Madrid en estado de shock (23-14), envuelto en enormes complicaciones a la hora de perforar el aro cajista.

Entre la alta producción atacante y la intimidación desatada por Fran Vázquez, que lo mismo colocaba tapones que se marchaba hacia la canasta con muñeca de seda, los blancos no paraban de sufrir. Una nueva vuelta de tuerca del Unicaja a través de J.R. Bremer situó al equipo del serbio Bozidar Maljkovic ante un precipicio insondable (36-22 m.15).

El base enfiló el vestuario con 17 tantos y la operación de rescate cumplida porque la diferencia ya no asustaba (40-36).

DEFENSA PENDIENTE La conclusión extraída en la guarida salió a relucir en el tercer cuarto. Hacía falta defender mejor para tumbar a un enemigo tan exigente como el Unicaja.

El Madrid apretó en defensa y a unas alturas en las que nadie hacía la más mínima concesión y cada cesta costaba un mundo, puso el marcador en igualdad (53-52 m.30). Si el Unicaja hubiese aprovechado los tiros libres, el Madrid las habría pasado muy mal.

Eso sí, el Madrid cometía sus propios errores y, por eso, el Unicaja seguía mandando, aunque los madridistas también acertaban en otras cosas. En especial Bullock, que con su punto número veintiocho ponía el marcador en 60-61 (m.35). El título buscaba domicilio fijo en alguna vitrina.

El equipo malagueño le había enseñado los cristales relucientes de la suya y se lanzó a por el trofeo con toda el alma. Mientras el Madrid volvía a bloquearse en ataque, Garbajosa ponía el colofón con el triple que ponía el epitafio, el del 70-62.