En Valencia, el detalle más simple puede acabar con el entramado más complejo. Unos trajes sin pagar amenazan el futuro de Francisco Camps al frente de la Generalitat y una tuerca mal apretada puede dar la estocada al GP de Europa antes de celebrar su segunda edición. La sanción a Renault por el incidente del GP de Hungría y la consecuente baja de Fernando Alonso en la carrera del próximo 23 de agosto han disparado las alarmas entre las autoridades valencianas, que ayer rogaron a la FIA que permita al piloto asturiano correr en su trazado urbano. Temen que un GP sin Alonso signifique un GP sin público, con el consecuente descalabro económico y una más que probable desaparición del calendario de la F-1.

No sería de extrañar que la Corte de Apelación de la FIA atienda esta semana la reclamación de Renault y rebaje la sanción, pero mientras Valencia estará en vilo. Hasta hoy solo se han colocado 30.000 localidades --y no al público, sino a turoperadores que a su vez han de revenderlas-- de las 70.000 del circuito (el año pasado fueron 115.000). Sin Alonso, difícilmente se venderían más de 40.000 entradas. Hasta ahí, la recaudación irá a parar a los bolsillos de Bernie Ecclestone; solo a partir de la entrada 40.001 empezaría Valmor Sport (organizadora de la carrera) a ingresar dinero para sufragar los 25 millones de euros de canon más los 12 que cuesta montar el trazado. Se entiende el nerviosismo.

"DAÑOS COLATERALES" "Sería vergonzosa una carrera sin Alonso --indicó Jorge Martínez Aspar, videpresidente de Valmor Sport--. La seguridad es prioritaria, pero también hay que pensar en la afición. Muchos han comprado entradas solo para ver a Alonso. No creemos que sean ellos lo que deban pagar por esto".

El vicepresidente primero del Consell, Vicente Rambla, pidió el perdón de la sanción para que la infracción de Renault en Hungaroring no tenga "daños colaterales añadidos". Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, se mostró confiada en que "el sentido común imperará". "No ha sido el mejor año de la F-1 como para contribuir con más piedras en el camino", añadió, antes de sacarse de la chistera --o del bolso-- una posible solución: que Alonso cumpla el castigo en otra carrera.

La oposición, por su parte, recordó que el año pasado ya hubo problemas con la visibilidad en algunas gradas y que ahora la venta de entradas estaba de capa caída. Por eso no duda que, sin Alonso, la carrera se quedaría sin sentido, sin el glamur que se pretende, a la estela de eventos como la Copa América. La aparición de Jaime Alguersuari y de Marc Gené o incluso Michael Schumacher al volante del monoplaza de Felipe Massa sumarían atractivo, pero jamás harían olvidar al bicampeón.

En cualquier caso, la sanción impuesta a Renault se antoja "desproporcionada y, desde luego, muy recurrible", en palabras del comisario español de la FIA, Joaquín Verdegay. En la primera carrera de la temporada, en Australia, Sebastian Vettel (Red Bull) desperdigó piezas por la pista y solo fue apercibido.