INTER: Fontana; Zé María, Córdoba, Materazzi, Javier Zanetti; Cambiasso; Verón (Cristiano Zanetti, m.79), Davids, Stankovic (Pasquale, m.89); Adriano, Martins (Recoba, m.78).

VALENCIA: Cañizares; Curro Torres, Marchena, Caneira, Carboni; Rufete, Baraja (Sissoko, m.74), Albelda, Angulo; Mista (Moretti, m.84), Di Vaio (Corradi, m.71).

ARBITRO: Valentin Ivanov (RUS). Mostró tarjeta roja a Adriano (m.90), por codazo a Caneira, y cartulina amarilla a Baraja (m.56).

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la cuarta jornada, Grupo G, de la Liga de Campeones de Europa.

Valencia e Inter de Milán sellaron un triste empate sin goles, que clasifica matemáticamente al conjunto interista para los octavos de final, pero que deja en la cuerda floja al equipo de Claudio Ranieri, que no mostró la agresividad ni la búsqueda de la meta rival que se esperaba.

El Valencia se jugaba ante el Inter su ser o no ser europeo y, pese al empate, aparentemente salió más muerto que vivo. Y es que no depende de sí mismo para clasificarse y sí de favores ajenos, porque no sólo debe vencer al Werder Bremen, sino que el equipo de Roberto Mancini también lo haga.

PRECAUCIONES El Valencia comenzó el encuentro de una forma demasiado conservadora, tocando demasiado en corto un balón que, además, le duraba bien poco en sus botas, y cediendo la iniciativa y el campo al Inter de Milán.

Parecía que era el equipo valencianista, con Rubén Baraja y David Albelda cediendo el centro del campo al rival y sin buscar las bandas, a quien le servía la igualada para pasar turno. Y es que, hasta Mista, especialmente en toda la primera mitad, pareció más un centrocampista que un delantero.

Sorprendía, pues, la actitud aparentemente poco ambiciosa del equipo del técnico italiano Claudio Ranieri, quien de inicio se decantó por su compatriota Marco De Vaio para estar en punta. Y el exjuventino, tras un buen disparo de Adriano detenido en dos tiempos por Cañizares (m.11), pudo agradecerle la confianza a su entrenador, pues dispuso de una ocasión que ni pintada para poner al Valencia en ventaja (m.17).

Pese a dominar, pese a las ganas de Adriano, que cada pelota que coge es un peligro, no fue hasta el minuto 33 cuando el Inter gozó de su mejor oportunidad. Fue Martins, tras una jugada con el argentino Juan Verón, quien se plantó solo ante Cañizares y el meta valencianista tocó lo justo para evitar el gol.

Cañizares mantenía a un discretísimo Valencia vivo. Ello pareció dar algo de fuerzas a sus compañeros que, de ahí al final del primer tiempo, se estiraron algo más y, al menos, lograron producir su primer saque de esquina (m.34).

El Inter, desde luego, no era el de hace trece días en Mestalla, pero tenía el control y el balón (67 por ciento de posesión) y, además, el control le valía el empate. Le faltaba el gol de Adriano (14 en 14 partidos).

APUROS FINALES El Valencia salió con más ganas en el segundo tiempo, imprimió algo más de verticalidad al balón y buscó en un par de ocasiones la subida de Carboni. Sin embargo, seguía sin construir con criterio, mostrándose impreciso en el pase y ahora dejaba demasiados huecos al contragolpe rival.

Y esos espacios, con un Inter aparentemente cansado, dieron vida a Martins. El nigeriano dispuso de dos excelentes ocasiones para marcar, pero por fortuna del Valencia en la primera envió el balón alto (m.67) y la segunda lo estrelló en el travesaño (m.68).

El partido se perdió en imprecisiones y se hizo aún peor. Y Ranieri evidenció aún más que el empate le gustaba: quitó a un delantero (Mista) y metió a un defensa (Moretti).

Adriano estuvo cerca de hacérselo pagar a Ranieri, al elevar el balón tras salida de Cañizares, pero Carlos Marchena (m.87) desde debajo de los palos despejó de cabeza. El brasileño al borde del final se hizo notar en lo malo, al ser expulsado por codazo a Caneira.

Todo se cerró en empate sin goles, con el mejor aplauso de la noche a anunciarse el 2-1 del Barcelona sobre el Milán, y con el Inter matemáticamente clasificado para octavos de final. El Valencia se lleva un punto, que se antoja casi nada para seguir aspirando con la clasificación, pero no mereció más.