Valero Rivera dimitió ayer de su cargo de director general de las secciones barcelonistas, después de que el presidente del Barcelona, Joan Laporta, no le haya podido convencer de que continúe en su puesto, alegando que no quiere vivir la posibilidad de que la grada del Palau Blaugrana le critique. Después de reunirse con la comisión delegada del Barcelona, Rivera confirmó que ha acabado su etapa en el club y agradeció el apoyo mostrado por la directiva.

"Le he dicho al presidente y a la comisión delegada que dejo el club, porque después de 36 años aquí no quiero vivir con la posibilidad de que se me silbe si las cosas no van bien", afirmó Rivera.

El pasado jueves, en la semifinal de la Lliga Catalana de baloncesto, Rivera fue recibido con frialdad por la afición del Palau y tuvo que ver dos pancartas en su contra, unas protestas que se agravaron en el primer partido de la Liga ACB, disputado el domingo, cuando parte de la grada le dedicó una sonora pitada. "Ahora pueden ser veinte o treinta, pero quién sabe si dentro de un tiempo serán 200 o 300 las personas que me critican", abundó.

PESIC El exentrenador del balonmano azulgrana, cuyo enfrentamiento con el técnico de baloncesto Svetislav Pesic desembocó en la marcha del serbio y el gerente de la sección, Antonio Maceiras, aseguró que acudió a la reunión "absolutamente convencido" de que se iría.