Valladolid: Sierra; García (1), Gull (7, 2p), Raúl González (-), Fis (5, 1p), Davis (5) y Garbaya (2) --equipo inicial-- Zubiría (ps), Asier Antonio (-), Delgado (-), Chema Rodríguez (3) y Rentero (4).

Barcelona: Barrufet; Hernández (3, 1p), Puig (-), Nagy (4), Jeppesen (3), Fernández (3) y Zvizej (1) --equipo inicial-- Peric (ps), Romero (6, 1p), Skrbic (4), Dominikoic (1), Víctor Tomás (-), O´Callaghan (-)

Marcador cada cinco minutos: 2-2, 5-3, 6-5, 8-8, 11-11, 14-13

(Descanso) 16-17, 19-20, 22-22, 24-22, 25-24,27-25 (Final).

Arbitros: Fernández y Permuy (Galicia).

Espectadores: 3.000 espectadores.

El Valladolid se tomó cumplida venganza de la final que perdiera hace cinco años ante el Barcelona en Zaragoza, y sumó su primer título de Copa del Rey, tras imponerse por 27-25 al conjunto catalán, en un vibrante encuentro, que con sus impresionantes paradas José Manuel Sierra decantó del lado castellano.

Si alguien pensaba que el Valladolid iba a darse por contento con alcanzar la final, tras derrotar en las semifinales, contra todo pronóstico, al todopoderoso Ciudad Real, desconocía el carácter rebelde que define al conjunto que entrena el también seleccionador español Juan Carlos Pastor.

Animados por una bullanguera afición, el Valladolid se reivindicó desde el primer momento como un serio candidato al triunfo, pese a que a diferencia de lo que ocurriera en las semifinales, ni Gull, ni Fis ni Garabaya se mostraron tan certeros como ante el conjunto manchego.

Circunstancia que obligó a tomar el protagonismo a jugadores como David Davis, y, sobre todo, al portero Sierra, empeñado en arrebatar el galardón de mejor portero al serbio Peric, que cedió de inicio su puesto a Barrufet.