Javier Bermúdez no es Paul Newman, pero al igual que el actor norteamericano en la película El Buscavidas , su existencia está marcada por la ilusión de triunfar y por una relación de amor que provoca un giro en su vida.

Desde principio de temporada es el técnico del Ciudad de Plasencia, un destino que pone punto --no se sabe si seguido o final-- a diez años de trabajo en distintos equipos de Euskadi para probar suerte en la tierra de su mujer. "Me vengo a Extremadura a vivir de esto. Allí no tenía las oportunidades que quería y mi idea es la de poder utilizar el carné que tengo y que dice que soy profesional", afirma Bermúdez con acento del mismo Barakaldo.

A través de algunos amigos, consiguió contactar con Paco Paramio, presidente del Ciudad de Plasencia y convencerle de que podría ser útil en su proyecto. "El tiene idea de crear una estructura importante y pensó que podría ser la persona idónea" comenta, a pesar de que los resultados no están siendo los deseados. Agradecido por todo, dice que a sus jugadores, si tuviera que calificarlos "les pondría un 20, aunque sólo sea por aguantarme". En cualquier caso, Bermúdez reconoce que su ilusión inmediata es entrenar en Tercera, y si es con el Ciudad de Plasencia, "mucho mejor". Un buscavidas.