El destino es caprichoso. Siempre nos vuelve a colocar frente a nuestro pasado. Borja García decidió dejar al amor de su vida para buscar nuevas experiencias. Iván Pérez tomó la decisión de cambiar de aires tras conseguir rozar el cielo. El presente les pone frente a frente. Competir ante los colores que les dieron la felicidad. La vida: elegir o morir.

Borja García, Borjita, es un romano más. Desde que tiene uso de razón su corazón ha sido y es pecholata, pero ahora defiende los colores del Villanovense. «Es una sensación rara, desde los tres años he vestido la camiseta del Mérida, pero hay que convivir con ello y voy a luchar por mis intereses deportivos y personales», reconoce.

Iván Pérez, por su parte, fue uno más de la manada serona la pasada campaña. Rozó el cielo de Villanueva de la Serena en el play off. Ahora, es un legionario del Mérida. «Es un partido muy especial, tengo la motivación extra de jugar ante el que fue mi equipo. Con muchas ganas de que llegue el domingo», confiesa.

Uno, para crecer. Otro, por obligación. Ambos cambiaron de bando. «Tenía intención de seguir en la entidad, pero pasaron una serie de problemas que no es para contar ni sacar a la luz, porque sería mucho jaleo. Tras ello, tomé la decisión de irme porque consideré que era lo mejor para mí», explica Borjita, que se marchó al Jumilla tras seis temporadas en el Mérida.

«Allí acababa contrato y tras jugar un play off tienes muchas ofertas. El Mérida llevaba tras de mí desde hace tiempo y por diversas circunstancias, no se pudo llegar a un acuerdo. Este verano, tanto Bernardo Plaza como Dani Martín se pusieron en contacto conmigo y eso me motivó a venir aquí», asegura Iván Pérez, que ya jugó ante el Villano en la primera vuelta.

La temporada ha sido movida para ambos jugadores. El banquillo del Mérida ha sido una noria, aunque tanto para Nafti como para Loren el lateral derecho tenía solo un nombre: Iván Pérez. Y el cambio de entrenador en el Jumilla fue lo que propició que Borja García volviese a Extremadura y recalase en el Villanovense. El destino vuelve a ser caprichoso.

«Me fui al Jumilla y empecé jugando todo. Después, hubo un cambio de entrenador y no estaba contando tanto para él. En invierno llegué al Villanovense y estoy muy contento de la decisión, porque aquí me han tratado muy bien», manifiesta Borjita.

A pesar de las dinámicas opuestas del Villanovense y del Mérida, Iván Pérez no lamenta su decisión. «No me arrepiento de nada. La temporada pasada se hizo un temporadón en Villanueva y muchos futbolistas importantes se marcharon. A nivel personal quieres seguir creciendo y era momento de cambiar de aires. Aquí la exigencia era mayor, pero no se ha podido cumplir», comenta el romano.

Futuro y porra

Al hablar con Borja García uno se da cuenta de que todavía ama al Mérida. Y no niega que le gustaría volver en el futuro. «Esté en el equipo que esté, le deseo lo mejor al escudo, que está por encima de todo. Que haya gente que me venga más o menos, eso es lo que menos importa. Siempre he dicho que me gustaría retirarme allí», se sincera.

Y es que, tras una vida ligada al Mérida, cuesta desear que pierda. «Mira, que pase lo que tenga que pasar, para bien o para mal. Un empate sería malo para los dos, una victoriaH del Mérida les daría mucho oxígeno y una victoria nuestra nos da mucha vida. Estando en el Villanovense, lucharé por mi victoria», apuesta Borja, aunque con muchas dudas.

Le cuesta menos decidirse a Iván Pérez. El Mérida necesita los tres puntos, y se nota. «El resultado me da igual, como si es un 5-4, lo importante es que los tres puntos se queden en casa. Si el aficionado va al Romano, va a disfrutar de cómo vamos a salir y se darán cuentan de que el Mérida seguirá en Segunda B», confía el lateral.

El amor se quedará en casa. La guerra, en el verde del Estadio Romano. El domingo a las 18,00 horas, tanto Borja García como Iván Pérez jugarán para vencer al pasado. Tres puntos y los sueños del Mérida y del Villanovense están en juego. La vida: elegir o morir.